Los argentinos son futboleros, podrá discutirse si lo son más que Brasil o Uruguay, pero no caben dudas que el fútbol es el deporte más popular, el que concita más interés, el que es capáz de paralizar el país cuando juegan Boca y River, sin mencionar lo que significa cuando se disputa un Mundial de Fútbol y el seleccionado nacional es protagonista.
Por lo tanto, a cinco días del inicio de Brasil 2014, no se habla ya de otra cosa en el país que de ese importante acontecimiento. Es la noticia única y excluyente, el comentario obligado aún de aquellos que dicen no ser «afectos» o «fanáticos» por el fútbol. Más de 40 millones de directores técnicos polemizaron con las decisiones de Sabella al momento de tener que elegir los 23 jugadores que nos representarán. Toda otra noticia, salvo que se considere catastrófica y tremenda (esperemos que no la haya) pasará a segundo plano. Si bien el Mundial comienza el jueves 12, Argentina disputará su primer partido con Bosnia el domingo 15 a las 19 hs. nada menos que en el estadio Maracaná de Río de Janeiro. Y a partir de allí si es que nuestra selección cumple con la expectativas, los argentinos estaremos presos de una serie de sensaciones, que nos harán ignorar las pequeñas y grandes cosas que nos movilizan a diario.
La inflación, el acuerdo con el Club de París, la suerte de Boudou, la guerra del gobierno con los medios, todo pasará a segundo plano, la preocupación pasará por el desempeño de Messi, Di María e Higuaín, si la defensa responde, si Argentina avanza. Carrió tendrá que hablar de fútbol si quiere ser escuchada, y echarle la culpa a Cristina por el desempeño del equipo si quiere hacer política, pero denuncias no, no la van a escuchar. A Lanata menos, el gordo se va a guardar, no es ningún …
Que nos vamos a asombrar del efecto fútbol en nuestra sociedad y en la esencia misma de nuestra identidad, si antes se decía que los golpes militares jamás se hacían en verano porque los militares estaban de vacaciones.
Somos así, ¡y a mucha honra! dirán algunos, porque al menos con el fútbol tendrán certezas, no hay operaciones de prensa, ni corrupción en los partidos, ni falsas denuncias, ni jueces corruptos, ni empresarios aprovechadores, ni funcionarios venales. «En la cancha se ven los pingos» reza un dicho popular, y esa es la verdad, serán 11 los gladiadores que al menos por unos días nos tendrán en vilo, centrando todas las atenciones, sin divisiones, sin especulaciones, sin intereses subalternos, todos unidos con la camiseta argentina puesta y con el corazón encendido. Como debería de ser siempre, sin mezquindades, con patriotismo, en positivo, por el bien del país, para que Argentina sea grande y poderosa como la soñaron nuestros mayores.