Se observa en la ciudad un marcado deterioro del pavimento, tanto en calles céntricas como así también en las periféricas. Antes eran pequeñas rajaduras o roturas en las uniones, ahora en cambio se observan pozos y sectores que realmente exigen una reparación más compleja. Lo que decimos no escapa al conocimiento de ningún vecino.
En algunos sectores se han producido hundimientos y en otros roturas, por lo que es imperioso encarar su reparación. Enumerar los lugares sería presumir que la comuna no los conoce, siendo que no es así, e incluso los tiene perfectamente identificados.
Pero sin duda ocurre que dado los costos altísimos que requieren ese tipo de trabajos, se hace imposible encararlos desde la órbita municipal si lo que se pretende es realizar una reparación integral, tanto del bacheo como en algunos casos de la reconstrucción del asfalto en tramos que están completamente destruidos.
Con las rutas está sucediendo lo mismo, cada vez están más destruidas e intransitables. Ni siquiera se repararán adecuadamente aquellas en las que se cobra peaje, tal el caso de la ruta 5 que parece un concierto de parches, desniveles y pozos, pero de esto ya hablamos y es de presumir que la situación no cambie, a menos que el delirio electoral haga que se encaren algunas obras.
Volviendo al tema de nuestras calles asfaltadas, el problema no deja de ser serio ya que nada peor que una ciudad en la que más que circular en un auto se termina cabalgando sobre pozos, parches y roturas, algo que también es notable y molesto para aquellos que nos visitan, y observan la contradicción de un pueblo en el que el orden y la pulcritud contrastan con sus calles deterioradas.
Sabido es que el gobierno comunal hace de la gestión un latiguillo político, lo que no está mal, ya que sólo el machacar sobre las autoridades provinciales y nacionales permite lograr lo que a nivel de la economía municipal es vialmente imposible. Y en rigor mucho es lo que se ha logrado, razón por la cual en honor de esa proclamada gestión es que apelamos a que se insista con energía ante los organismos correspondientes, a fin de lograr los fondos necesarios para atender la adecuada reparación del asfalto urbano, que como puntualizamos al comienzo de la presente, su estado deja mucho que desear.