Desde que el automóvil se incorporó a nuestra vida cotidiana pasaron muchos años. Fue en sus comienzos un bien lujoso que pocas personas podían disfrutar. Con el paso de los años y la llegada de la modernidad en todos sus aspectos, sumado a los años de bonanza de nuestro país, el automóvil fue incorporándose a la clase media, la que poco a poco fue teniendo acceso al mismo, dejando de ser un artículo de lujo para convertirse en un elemento de uso necesario e indispensable para el hombre, la mujer
y obviamente de la familia.
La tecnología aplicada a la industria del automóvil le agregó elementos de seguridad, confort y hasta de lujo, en una oferta que contemplaba y contempla las posibilidades de todas las clases sociales. Desde las unidades básicas o standard a precios accesibles, hasta aquellas de niveles de alta gama reservadas a los usuarios pudientes.
Pero, es evidente que la situación está retrocediendo a aquellas épocas en las que los automóviles eran objetos de lujo. Hoy en día «mantener» un auto mediano cuyo costo apenas supera los 100 mil pesos, le cuesta al usuario mensualmente entre 5 y 6 mil pesos, teniendo en cuenta una cuota «módica» de poco más de 2 mil pesos, el impuesto a las patentes entre 600 y 900 pesos bimestrales, un seguro que puede oscilar entre 500 y 900 pesos sea parcial o total, a lo que hay que sumarle los gastos de combustible (aumentaron un 30% en lo que va del año). Por citar un ejemplo, un automóvil que recorre al mes entre 1000 y 1500 km. que sería razonable, demandaría algo más de 2000 mil pesos cada 30 días, a lo que hay que sumarle también gastos de cambio de aceite, filtros, cubiertas, etc. Y si hablamos de contratar una cochera e incluimos en los gastos la desvalorización de cada unidad, llegamos a la conclusión que como se dice vulgarmente, el auto es una «hipoteca» que exige buenas entradas y en algunos casos el trabajar más para poder disfrutarlo.
Es de desear que el auto, como ocurre en otros países, ocupe el lugar de una heladera, del lavarropas o de cualquiera de los elementos del hogar. Que se acceda al mismo sin esfuerzo y que se lleve una mínima parte de los ingresos, y no como ocurre en la actualidad en nuestro país, que el poder costear un auto familiar se lleva los ingresos de uno de los integrantes de la familia, o de buena parte del sueldo del jefe de hogar.