País contradictorio el nuestro, y diverso en ideas y comportamientos. Por un lado gran parte de la prensa le dedica espacios y opiniones al controvertido tema de los fondos buitres, el riesgo de que el país entre en default y las consecuencias terribles que pueden abatirse sobre la Argentina. No es un tema menor, por cierto, pero nos sorprendemos que dirigentes políticos, sindicalistas y empresariales opinan del tema con suma gravedad desde Brasil donde disfrutan de los partidos del Mundial de Fútbol. Incluso, créase o no, algunas audiencias por otro tema «de tapa» nacional el caso Boudou, se suspendieron porque los abogados estaban en Brasil, y debían esperar que vengan para cumplir con las indagatorias. La iglesia habla de unión, los dirigentes hablan de unión, incluso los presidenciables, todos dicen que hay que ponerse de acuerdo y poner un frente común a estos problemas como el caso de los fondos buitres que nos afligen a todos. Y sin embargo se lo pasan criticando, intentan culpar de todo al gobierno cuando saben que no es todo así, que la deuda la hicieron otros y que es en esta gestión cuando se decidió pagarla, al igual que solucionar el problema de YPF, del Club de París y otras deudas. Podrá criticarse el método, seguramente, también el exceso de confianza y acaso soberbia, la falta de profesionalismo o lo que fuere pero no la intención, que los otros -muchos de los que critican- no la tuvieron siendo gobierno.
Mientras tanto recibimos más apoyo de la comunidad internacional que de nuestros propios políticos y dirigentes. Más de uno de los que enarbolan airadas críticas están especulando en los mercados intentando llenar sus bolsillos, por aquello de que a «río revuelto, ganancia de pescadores». ¿O acaso estos no son buitres vernáculos?.
Atento a este panegírico al mítico Discépolo y su biblia y el calefón, no podemos menos que ayudarnos a creer que si Argentina gana el Mundial el juez Griesa nos da la bendición y le baja el pulgar a los fondos buitres, que Boudou siguirá in eternum pedaleando en la justicia o lo mandan a Sierra Chica (de acuerdo al gusto del lector), y que los políticos dejarán de mirarse su propio ombligo y pensar un poco más en la Argentina, sin mezquindades ni miserias, intentando que nos vaya bien a todos y no sólo a ellos.
Como el gran bonete, cada cual atiende su juego. Y por eso estamos como estamos, tan unidos como puede estarlo el agua y el aceite, unos esperando la caída de otros, desechando ideologías y principios, en un canibalismo salvaje que pareciera no tener límites.
Si gana Argentina el Mundial lo ganará un equipo. Podrá liderarlo Messi, ser figura fundamental, pero si no funcionan los 11 como equipo, no habrá posibilidad alguna. Lo mismo ocurre con un país, si no hay equipo, si se manejan individualidades y cada cual patea para donde le conviene, es imposible ganar. ¿Lo aprenderemos algún día?.