Cuando ocurren accidentes trágicos por lo general siempre se habla del destino. Que todos tenemos un destino marcado, y -dicen los creyentes- que Dios lo ha dispuesto así.
En el caso del reciente accidente en el cual perdiera la vida el remisero Marcelo Vivono, al despistarse con su auto en la ruta 50 a pocos kilómetros de la localidad de Martínez de Hoz, el destino -si se quiere pensarlo de esa manera- selló la suerte de Vivono, pero su acompañante salvó providencialmente la vida, porque ese era su destino.
LE HIZO «DEDO» EN LA GARITA
Santiago Martín, un joven de Martínez de Hoz que está en pareja con la casarense Tania Méndez, trabaja con su padre, el veterinario casarense Pascual Martín, radicado desde hace ya muchos años en Martínez de Hoz. Por lo tanto viaja frecuentemente entre ambas localidades. Ese día fatídico Santiago se encontraba en la garita de la ruta 50 en Martínez de Hoz a la espera de que alguien lo acerque hasta Casares, cuando de pronto pasó por allí Marcelo Vivono, que ya lo conocía. Se detuvo y se ofreció a llevarlo. Vivono había ido a Martínez de Hoz a llevar unos chicos que estudian en un colegio rural e iban a su pueblo a pasar el fin de semana.
CON SANTIAGO MARTÍN
Aún convaleciente y en cama, Santiago Martín atendió a nuestro cronista: «Estoy todavía muy dolorido, tengo unos puntos en la cabeza y me duele todo, estoy confuso, por ahí te digo algo y al rato no me acuerdo que te dije… A mi me dieron el alta, estoy en casa pero en cama»
-Te acordás como fue?
-Nada, no me acuerdo nada, sólo que estaba el camino muy mojado… tal vez el auto patinó y se fue a la banquina, ni siquiera recuerdo haber visto el árbol. ¡Pobrecito!, que mala suerte tuvo, tampoco me acuerdo qué conversamos, el accidente ocurrió a los pocos minutos de haberme levantado. Era un tipo macanudo, yo lo conocía, no merecía morir así.
-Es comprensible que Santiago Martín no recuerde nada, el choque fue brutal, recibió un fuerte golpe en la cabeza y múltiples contusiones. Recién le cae la ficha de que está vivo por milagro, que quien estaba al lado suyo tuvo un trágico final.
Como siempre, el destino es el que tiene la última palabra…