
La repercusión sobre la nota que diera el intendente Zurro de Pehuajó al conocido notero Gonzalito de CQC fue notable en las redes sociales, en las que virtualmente destrozaron al jefe comunal de la vecina ciudad por la forma en que se manejó en dicha nota. Le atribuyen soberbia, defender lo indefendible, «lamerle las botas» a Scioli, el no importarle la salud de sus vecinos, se leían insultos, agravios, en fin, como se dice vulgarmente «lo mataron». La nota -es cierto- fue fragmentada, no se incluyeron algunos pasajes en los que Zurro dice que va a contestar pero que la responsabilidad es de Aguas Bonaerenses, tampoco cuando se compromete a solucionar el problema y «buscar agua en otro lado» si la planta de abatimiento que se está construyendo no da los resultados que se esperan. Discutió innecesariamente los valores del Código Alimentario Nacional o de la Organización Mundial de la Salud, haciéndose cargo de un problema que debe solucionarlo la provincia, y él como intendente ponerse a la cabeza de los vecinos.
Seguramente no es lo que los pehuajenses hubieran querido ver de su intendente, a quien lo tienen por expeditivo, eficiente y generador de obras y proyectos para Pehuajó. Lo suyo fue un traspié innecesario, se colgó una mochila ajena y ensayó una defensa pobre con carencia de argumentos, frente a alguien que enarbolando una botella de agua turbia y con el apoyo de decenas de vecinos damnificados que lo convocaron y apoyaban su gestión, estaba dispuesto a ponerlo como la cara visible y responsable de un problema grave que afecta a nuestras comunidades.
Si pudiera volver la historia atrás, Zurro seguramente la volvería. Caiga Quien Caiga.