Casares ya cuenta con cinco edificios de departamentos. Entre 7 y 8 pisos, los más altos a unos 28 ó 30 metros de altura, desde donde se divisa gran parte del casco urbano de la ciudad, especialmente la zona céntrica en la cual están emplazados. La vista no es de las mejores, ya que en su mayoría puede observarse una conjunción de techos de todo tipo, desde oxidados, hasta impecables, patios cuidados, otros un desastre, pero lo que si se puede notar es que se ha perdido en cierta forma la privacidad de muchos vecinos. En muchos patios se observan piletas de natación cuyos propietarios han perdido prácticamente la priva-cidad. Un ocupante de los edificios en altura se convierte en un observador privilegiado de cuanta actividad se registra en dichos patios, si las mujeres están en bikini o algunas en topless (algo muy común), que hacen, que no hacen, en fin, se han convertido en una ventana a la intimidad.
Ocurre aquí y en todos lados, son los inconvenientes del progreso, dejando sepultado el famoso dicho «de puertas adentro de su casa que hagan lo que quieran…», al que podría agregarse: «mientras no salgan al patio, porque desde arriba los pueden estar mirando…».