Parafraseándolo a Horacio,
si me permiten hacerlo,
se ha callado un cantor,
mi pueblo quedó en silencio,
pues se ha llevado su voz
lo mejor de nuestro tiempo
que ha de volver a abrazarnos
a través de los recuerdos….
Como dice la canción que canta Horacio, “si se calla el cantor, calla la vida, porque la vida misma es todo un canto…” y nunca el silencio, empero, podrá cubrirlo con su manto, ya que siempre ha de volver desde el recuerdo para darnos con su voz, un dulce abrazo…
Esas grandes voces de nuestro cotidiano andar, que muchas veces nos hacen llegar su musical mensaje de nostalgias, de recuerdos de hermosos tiempos pasados, han de vivir por siempre en nuestros adentros… No hay tiempo ni distancia que las pueda acallar…
Una de esas voces, tal vez la más representativa y mejor afiatada, se nos ha transformado en sonoro y querido recuerdo. El jueves 18 de setiembre, a los 88 años, falleció Nielce Luis Vazzoler, que en años idos fuera uno de los más admirados y aplaudidos cantores casarenses de nuestra música popular. Quien fuera vocalista de Típica Vazzoler, que dirigía Don Carlos Vazzoler y que tenía en el piano a Obdulio Vazzoler y compartiendo los cantables con Nielce a otro grande de nuestra canción, Ezio Zuccotti, en una agrupación con todo el calor familiar.
Era la época donde Casares tenía sus grandes e inolvidables cantores populares, El Negro Martino, Guío Cruz, Oscar Chatty Anito, los hermanos Urchaga, Pedro Delgado, Mario Arrieta, el Nene José María Correa y los citados Nielce y Ezio.
Nielce Vazzoler, empleado de “la Usina”, como se decía entonces a la actual EDEN, lugar donde luego de trabajar un puñado de años, lograra acceder a su jubilación, formó una familia, donde uno de sus hijos, Jorge, que falleciera joven, también fue un afinado cantor de temas populares.
Con el tango en su sangre, dueño de una magistral voz, además de ser el cantor de la Típica Vazzoler, se lo podía escuchar en las reuniones peñeras o bolicheras, entre amigos, y donde el fuelle del “Gringo” Salvador Santángelo o las guitarras de Héctor y Arnoldo Gigena, José Pepe Alcide o el “Gringo” Eduardo Berchi, eran la campanada reunidora en veladas donde el cariño de los amigos ponían el calor de la vida.
El tiempo, que sin pausa pero inexorable, sigue su marcha, se fue llevando a aquellos cantores de antaño y en el alma de Nielce Vazzoler, el deterioro físico fue marcando los últimos años de su existencia, hasta que el jueves 18, el zorzal que habitaba en su garganta, emprendió el último vuelo hacia el celeste espacio de las nostalgias y se calló el cantor, cubriendo de silencio las nostalgias de mi pueblo, pero sabiendo que cada madrugada, como aquel tema que Nielce cantara, “hay un recuerdo que me hace bulla”, porque “la noche ya larga el mazo y talla la madrugada”, y en el espíritu y sentimiento de los que gustaron de sus magistrales interpretaciones, oirán desde los silencios del cariño, el inolvidable sonido de su voz…
Sus retos mortales fueron inhumados en el Cementerio Municipal el viernes 19, a las 10 hs., pero su espíritu quedó en el pueblo, hecho gorrión cancionero porque “lastima bandoneón mi corazón, tu ronca maldición maleva”…pues “la vida es una herida absurda y es todo tan fugaz y es el viejo amor que tiembla bandoneón”, hasta que llegue “La curda que al final, termina la función, corriéndole el telón al corazón…”.
Si, mi pueblo se quedó en silencio pero la nostalgia canta con toda la voz…
J.D.O.