¡Qué tiempos aquellos!, en que los políticos tenían una sensibilidad especial para tratar con el pueblo, y en eso Juan Domingo Perón era un maestro.
POLLOS BIEN GORDITOS,
CRIADOS A MAÍZ…
Fandi Naufal era un antiguo vecino de Bellocq por cuyas venas corría sangre turca y como tal se estableció en la localidad con un negocio de tienda. Era solo, muy buena persona, honesto y excelente vecino. Como muchos fue seducido por la idea de cambio del peronismo, la defensa de los intereses del pueblo, sus propuestas y conquistas. Juan Domingo Perón era para él un conductor, el político providencial que terminaría con la época de aprobio y humillación en la que habían sumido a las clases trabajadoras los gobernantes, sometiéndolas a la servidumbre y la miseria. Para Fandi Naufal Perón era políticamente el salvador.
¿Y de que manera podía ese modesto vecino de Bellocq expresarle su agradecimiento al General?. Obsequiándole algo que su ilustre Presidente no tendría, cuatro pollos de campo bien gorditos criados a maíz en su propio gallinero. Averiguó como podía hacer para enviárselos, los embaló en una caja y con una corta misiva en la que le expresaba su admiración, se los envió.
EL AGRADECIMIENTO
En las ensoñaciones de Fandi Naufal lo veía a Perón sentado a la mesa, con amigos importantes, a su querida esposa Eva a su lado, paladeando los exquisitos pollos que él le había enviado. ¡Que orgullo, que bien se sentía!.
Pero lo que no esperaba Fandi Naufal fue lo que sucedió. Una mañana recibió una carta que tomó con manos temblorosas porque en el sobre decía «Presidencia de la Nación – Juan Perón-». «Qué será, se habrá enojado el General?, pensó Fandi Naufal abriendo con sumo cuidado el sobre, sin rasgarlo, cual si fuera una reliquia. Adentro había un papel doblado que despegó cuidadosamente. Con la vista nublada por la emoción Fandi Naufal apenas podía leer lo que allí decía, cuyo facsimil insertamos a continuación para que nuestros lectores puedan leer el texto original.
N. de la R. La carta nos fue entregada por la conocida vecina y militante justicialista de la primera hora, Elsa Méndez, quien la atesoraba como un legado de su padre, el recordado vecino don Ramón Méndez (f), de quien Fandi Naufal era muy amigo. Muchas gracias.