Que la euforía que hoy anima a todos sus pobladores, les de las fuerzas necesarias para afrontar los mayores desafíos
Moctezuma. Nombre raro para una localidad del interior bonaerense que poco y nada tiene que ver con la cultura azteca de ese emperador mejicano que lleva su nombre, pero si en cambio con nuestra cultura gaucha, la epopeya de una avanzada en dominios aborígenes que hoy todavía es motivo de discusión y polémica.
Los 100 años de la mítica localidad de Moctezuma, no han pasado sin pena ni gloria, sus pobladores han sido y lo son seguramente, héroes de la perseverancia y el amor por ese terruño que los vio nacer, desechando bienestar y adelantos, con el capricho de ganarle al éxodo, porque allí, en ese pequeño pueblito de almas nobles todavía anida el sueño de cambiar la historia y retornar a sus épocas de máximo esplendor.
Por eso hoy festejan con júbilo los 100 años de su fundación, reuniendo a toda su familia, aquellos que partieron alguna vez pero dejaron su corazón y su historia en esas calles polvorientas y en esas paredes descascara-das, y hoy vuelven para reencontrarse con esa historia que marcó sus vidas para siempre. Lágrimas y risas se confundirán en una misma antorcha que arderá por siempre, intercambian-do anécdotas, historias de vida, la nostalgia y el dolor por aquellos que partieron. Una recorrida para pasar por el lugar donde nacieron, las calles por las cuales corretearon, la plaza, la iglesia, la panadería de…, el boliche de… la primera novia, los primeros ardores de una adolescencia que hoy parece ser tan lejana.
Moctezuma de fiesta los espera, mañana una multitud elevará sus copas y un soplido inmenso como el de un huracán de nostalgia, apagará las 100 velitas de su centenario.
La felicidad cual si fuera un río caudaloso recorrerá cada rincón de ese pequeño pueblo que a 100 años de su fundación se yergue erguido y pretencioso, con la cara mirando al futuro y el compromiso de cambiar su historia.
El Oeste a través de 86 años de historia participó en todos y cada uno de los acontecimientos moctezumen-ses, conoció sus mejores épocas, reflejó sus horas gloriosas y fue también testigo del ocaso de nuestras esforzadas localidades del campo casarense.
Es el deseo de El Oeste y de todos los casarenses, que esta auforia que hoy anima a todos los pobladores de Moctezuma continúe en el tiempo, para que sean capaces de afrontar los mayores desafíos, en la búsqueda de más y mejores oportunidades.