Un breve y revelador comentario del Ing. Daniel Stadnik, integrante del equipo de gobierno del intendente Torchio, desnuda una verdad que explica el porqué la política y obviamente los políticos están devaluados. «Estoy orgulloso de ser político», decía Stadnik al finalizar un reportaje referido a la obra pública. Lo dijo tal vez como una necesidad, desnudando una vocación, para explicar seguidamente que todo lo que se está haciendo en Carlos Casares sólo se puede hacer desde la política, la política bien entendida, que es en definitiva la que está al servicio de la gente.
Y es así, han sido y son los mismos políticos los que han devaluado a la política, ya sea bastardeándola con actos de corrupción, valiéndose de ella para engrosar sus cuentas bancarias, o ejerciéndola con intereses mezquinos y partidarios, sin pensar en la gente que en definitiva tiene y debe ser la destinataria de las buenas políticas.
Malos tiempos vivieron los políticos cuando por su condición de tales no podían salir a la calle porque eran abucheados e insultados como si fueran la peor lacra. Afortunadamente alguien a quien no queremos nombrar para que no se piense que hacemos mala política, logró revertir esa situación, recuperando la clase política su perdida dignidad y su papel de auténticos representantes del pueblo. Pero nuevamente, como aquel adicto que no puede evitar caer una y otra vez, hay políticos que parecen empeñados en desnaturalizar el verdadero concepto de la política, y a través de viejas y deleznables prácticas, olvidarse de la gente, de su bienestar y su futuro, para transitar por la autopista de la chicana, la prebenda, el negociado, la confabulación y el contubernio.
Pocos políticos confiesan como lo ha hecho el Ing. Stadnik su orgullo de ser tales. Cuando debieran ser muchos los que reivindicarían esa noble misión de velar por la gente, sus derechos y sus conquistas sociales.
Mientras los políticos no se sientan orgullosos de serlo, la política continuará devaluada, siempre los rondará un halo de sospecha, su representación será relativa, el pueblo no confiará plenamente en ellos.