Son muchas en nuestra ciudad las viviendas u otro tipo de inmuebles desocupados y en estado de abandono a los cuales se puede acceder a través de sus puertas y ventanas deshechas e inexistentes. Es sabido también que por las noches y madrugadas ingresan personas, en su mayoría jóvenes que organizan fumatas de marihuana, practican sexo o mantienen reuniones al amparo de la vigilancia policial. Todo ello es posible -lo repetimos- porque nada impide el acceso al interior de las mismas.
Días pasados una familia hizo conocer públicamente que alguien, seguramente un vecino, tapialó sin permiso alguno el ingreso a una vivienda de su propiedad, la que desde hace muchísimos años se encontraba en estado de abandono. Quien lo hizo avasalló, por más razones que tuviera, una propiedad privada, lo que configura un delito. Habría justificado su accionar en virtud de que sufriera un robo en su vivienda, aduciendo que los ladrones ingresaron por esa propiedad abandonada.
De todas maneras lo sucedido debe servir para tomar debida cuenta que es a todas luces un desatino que esas casas abandonadas se conviertan en un aguantadero, y faciliten el ingreso de malvivientes a su interior y eventualmente a sus patios desde los cuales les es fácil acceder a las viviendas linderas.
Desconocemos si existe ordenanza alguna que disponga el tapialado de aberturas de las propiedades en estado de abandono. Creemos que no, si así fuera debería dictarse una norma que lo disponga. No sólo se evitaría el conflicto entre vecinos, sino los problemas enumerados más arriba, y que tienen que ver con los desvíos de la juventud, la drogadicción, y los hechos delictivos.