Se dice que los niños tienen un Dios aparte, que pasan por riesgos y situaciones peligrosas fruto de su temeridad, pero que por suerte su Ángel de la Guarda impide que las cosas lleguen a mayores.
Y algo de eso ocurrio el sábado alrededor de las 21 horas con el pequeño de 7 años Maximiliano Luna, quién luego de una terrible caída de un 2do. piso de un monoblock del barrio Santa Teresa, sufrió fracturas múltiples en una mano y fue atendido -según nos informan- en el Centro Materno local.
Su abuela Elena Mabel Barrera, propietaria de la panadería «Santa Teresita» del mencionado barrio nos relataba lo acontecido. «Mi nietito Maximiliano, de 7 años, estaba jugando con un grupito de chicos de su edad, los que no tuvieron mejor idea que lanzarse desde lo alto del segundo piso de uno de los monoblocks sobre una casilla de gas varios metros más abajo. Ellos al estilo de sus héroes televisivos se arrojaban desde lo alto sobre el techo de la casilla, hasta que al hacerlo mi nieto, el techo cedió y cayó al piso sufriendo la fractura múltiple de los dedos de una mano y ahora (por ayer) lo están operando sin saber como quedará. Esa travesura de niños puede costarle caro, aunque dentro de todo pudo haber golpeado con su cabeza, vaya a saber con qué consecuencias».
La versión también llegó a la policía y vecinos que llamaron a nuestra redacción para relatar el hecho, pero dado que no fue formulada la denuncia, no tomó intervención, salvo corroborar las versiones sobre lo ocurrido.
Es imposible prever lo que pueden hacer los chicos de esa edad. Inocentes juegos infantiles pueden causar serios problemas, que es muy difícil evitar. Lo sucedido por suerte pudo haber sido más grave. Maximiliano tuvo un Dios aparte. Como la mayoría de los niños.