Cuando se habla de inseguridad, aquí y en la China esa palabra va emparentada al delito, a su incremento, y a las demandas públicas destinadas a combatirlo y reducir esa suerte de pánico en la que están sumidas las sociedades.
Pero hay otros tipos de inseguridad en las que están ausente los delitos. ¿Qué seguridad tiene para con él y brinda a los demás un motociclista que circula a toda velocidad sin casco?, ¿que seguridad tiene un bebé y sus hermanitos que van con su madre en moto, apretujados y sin cascos?, ¿qué seguridad brinda un hombre octogenario que maneja su automóvil o camioneta?, ¿qué seguridad tiene y que seguridad ofrece un menor al que su padre le da el auto, le compra un cuatriciclo o una moto de alta cilindrada?. Y cuántos ejemplos más podríamos dar…
Y no hablemos de aquellos que reparten inseguridad vendiendo alcohol a menores, los que aún siendo mayores conducen alcoho-lizados, los que no señalan de noche los volquetes, los que hacen instalaciones eléctricas precarias en lugares públicos. Cuanta inseguridad hay…
Nadie hace una marcha por todos estos factores de inseguridad que a diario se observan, cuyas víctimas terminan en la guardia hospitalaria o siendo derivadas a centros de mayor complejidad con pronóstico incierto.
Cuando a un motociclista se le exige un casco o cuando se hace un examen de alcoholemia a un automovilista o se le prohibe conducir a un menor de edad, se está velando por la seguridad. La de ellos y la de sus posibles víctimas. ¿Acaso se colocan lomos de burro o reductores de velocidad para ganar el premio a la popularidad?, no, es para dar seguridad, y sin embargo protestan, maldicen al que tuvo la idea.
Articulemos programas de seguridad para evitar este cúmulo de infracciones que no son delitos, pero que sin embargo matan, causan gravísimos problemas y superan en las estadísticas a los hechos delictivos.
Tal vez hayamos perdido la cuenta de las veces que nos hemos ocupado de este tema. Pero seguiremos haciéndolo. Machacando a veces se logran algunos objetivos.
Más que hacer marchas lo que hay que hacer es ponerse en marcha apretando las clavijas donde hay que apretar. Y que nadie se enoje, que para brindar inseguridad no hay necesidad de andar de caño por la vida. Con sólo apretar de más un acelerador, beber cuatro copas, no ponerse casco, o jugar a la ruleta rusa con tres chicos en una moto, no hace falta más.