El golf, un deporte que por muchos años fue considerado de élite, solo reservado para las clases más pudientes, se ha extendido en forma considerable en nuestro país, a tal punto que proliferan los campos para la práctica de ese deporte en la mayoría de las ciudades, muchas de ellas vecinas a Carlos Casares, donde incluso se realizan distintos torneos en los que participan con singular éxito aficionados casarenses. Son entusiastas de ese deporte que asumiendo sacrificio y costo lo han aprendido a jugar en ciudades vecinas, ya que nuestra ciudad no cuenta con campo de golf.
Demás esta decir que el costo que se debe afrontar para realizar un campo de golf, es altísimo. Como se sabe son necesarias al menos 30 hectáreas (para un campo de 18 hoyos) la ubicación debe ser cercana a la ciudad, de ser posible contar con una arboleda, su diseño debe serle confiado a un experto, y contar con un llamado Club House con dependencias y servicios. Requiere una importante inversión, la que por lo general debe ser privada, ya que desde las esferas oficiales no se fomenta la práctica del golf, pese a que es un deporte que quien lo practica afirma que es apasionante, se puede jugar a cualquier edad, no requiere condiciones físicas especiales, razón por la cual gana adeptos rápidamente y para quienes lo practican se convierte en un magnífico pasatiempo.
Pero quienes pueden estar dispuestos a realizar un campo de golf sino los mismos que lo practican?. Y aquí realmente está el problema, en virtud de que precisamente los jugadores locales no pertenecen a una «elite», sino por el contrario son vecinos de clase media, podrá haber alguien mas pudiente, pero en general no estaría en la posibilidad de dichos aficionados el realizar la inversión necesaria. Quedaría la suerte del golf casarense librada al ingenio y a la creatividad, sin dejar de acudir a la ayuda oficial, que de contar el predio San Esteban con una porción de tierra apropiada para la construcción de un campo de golf, le podría ser confiada a una comisión y a partir de allí encargarse ésta de diseñar el campo y realizar todas las obras complementarias que hicieren falta.
No dudamos que contando Carlos Casares con un Club de Golf y eventualmente con un campo para su práctica, aunque sea de 9 hoyos, crecerá el entusiasmo y en poco tiempo serán muchos mas los que lo practiquen, también se sumarán las mujeres, y como en tantos lugares se convertirá en un agradable pasatiempo que reunirá a la familia, estimulará las competencias, y quien lo sabe, tal vez en algún momento surja algún Tiger Woods casarense…