La vida, ese libro de la historia de cada uno, que vamos escribiendo con nuestra marcha por este espacio terrenal, que se conforma de penas, dolores, alegrías y placeres, va dejando impreso en el corazón y el espíritu de familiares, amigos y vecinos, lo que todos llamamos recuerdo, y que nos perdurará en el tiempo y en el sentimiento. Allí estarán para el tiempo de los tiempos, pecho adentro de la nostalgia, las páginas que vencerán al olvido y a la misma muerte.
En ese libro de la historia personal de Mabel L. Parodi de Scocco, “Pinucha” para el trato cotidiano y cariñoso, hija, junto a “Guego”, su hermana, de aquel recordado Alú Remo Parodi, que tantas historias pintorescas e inolvidables nos dejara para el recuerdo, estará escrita gran parte de los pasajes de las maestras de nuestro pueblo.
Porque “Pinucha” Parodi fue, por sobre todas las cosas, maestra por vocación y cariño. Dueña de una simpatía que la caracterizaba, con la sonrisa jugueteando siempre en sus labios, supo ganar amigos y aprecios en cada uno de los actos de su vida.
Casada con Onelio Scocco, su compañero de toda la vida, formó con él un hogar de sólidas bases afectivas, al que bendijera la vida con tres hermosas hijas, Jennifer, Gisela y Janile, que alegraron su vejez con 4 nietos, que pusieron sol de primavera al recorrido otoñal de su último sendero, donde precisamente, el destino lo transformó en invierno, apagando de a poco, a pesar de su fuerza y coraje para enfrentarlo, la llama de su existencia.
Y cuando el sábado 4 de abril iniciaba su recorrido de Sábado de Gloria, en busca del Domingo Pascual, se apagaba para siempre la vida terrenal de Mabel L. Parodi de Scocco, Pinucha, a los 78 años de edad. El enorme dolor que su partida produjera, se vio patentizado en los piadosos actos con que le dieron la triste despedida, con la inhumación de sus restos en el Cementerio Municipal, a las 17,30 hs. del sábado 4 de abril, previo responso rezado en la Iglesia Parroquial Nuestra Señora del Carmen.
Que el Señor de a su alma el descanso eterno.