
El arma era de su mujer, que revista en la policía. Lo encontraron el domingo por la tarde, su muerte databa de varias horas antes.
ESPECULAN SUS ALLEGADOS QUE LOS CELOS Y EL AMOR POR SU COMPAÑERA PUEDEN HABERLO LLEVADO A SUICIDARSE
Cuesta pensar que una persona de 23 años, una edad en la que se comienza a construir proyectos de vida, en la que nadie piensa en la muerte, que el optimismo le gana a todo por esa fuerza arrolladora que tiene la juventud, alguien pudiera querer terminar con su vida. Y sin embargo esas cosas suceden, y le sucedió el domingo a un chico casarense de 23 años, Juan Cruz «Chato» Anidos, hijo de los conocidos vecinos Juan Carlos «Cori» Anidos y Nora Mora. Era actual empleado en el lavadero de la ex-YPF en Avda. 9 de Julio e Yrigoyen, y vivía en pareja con la joven policía Yamila Martínez, quien presta servicios en la comisaría Junín 1ra., hija también de un policía que hace años se fue de Casares.
CON EL ARMA DE SU COMPAÑERA
Desentrañar las últimas horas de Juan Cruz Anidos es prácticamente imposible, solo él podría saberlo y se llevó el secreto a la tumba. Lo encontró su concubina muerto en la cocina de su domicilio de Corrientes 170 (entre Maya y Dorrego) en horas de la tarde del domingo, alrededor de las 18 hs.. Se había pegado un balazo en la frente con orificio de salida en la nuca con la pistola Bersa calibre 9 mm. reglamentaria de su esposa. Se presume que su muerte databa de varias horas, que pudo haber sido por la mañana del domingo o la madrugada. No dejó nota ni explicación alguna sobre el por qué tomaba tan extrema decisión.
ALGO NO ANDABA BIEN EN LA PAREJA. ¿UNA DISCUSIÓN PRECIPITÓ EL DESENLACE?

Algún allegado nos decía que había tenido una discusión con su compañera, la que esa noche no regresó, decidiendo ir con sus amigas a divertirse a la bailable Sin City. Es evidente que las cosas entre la pareja no andaban muy bien, los celos de él lo habrían llevado incluso a seguirla y espiarla, pero sería muy aventurado asegurar que esas eran las razones de que tomara tamaña determinación. Lo que si queda en claro es que esa noche Yamila no volvió, recién lo hizo en horas de la tarde del domingo, cuando ya Juan Cruz llevaba muchas horas fallecido. Ambos son padres de un niño de 4 años al que adoraban.
Y volvemos a lo mismo de siempre: ¿Existen motivos suficientes como para que un joven de 23 años se quite la vida?. Creemos que no, que no hay nada que lo justifique, pero sin embargo este tipo de casos son cada vez más frecuentes y dolorosos.
El sumario policial se ha caratulado como «Averiguación Causales de Muerte», ya que se está a la espera de distintos exámenes periciales a fin de determinar concretamente si se trató de un suicidio.