La figura del policía infundiendo respeto y acaso temor entre los más chicos y los jóvenes que lo veían como la representación de la ley, prácticamente se ha perdido. Hoy en día los policías ya no cuentan con la autoridad innata que le confería su uniforme y el ser policía, para convertirse en un funcionario «cualunque» al que no se respeta, se desobedece y se agrede de palabra y hasta de hecho, desvirtuando su esencia y su peso en la sociedad.
Con los maestros y en general con todos los docentes pasa lo mismo. A diario deben soportar la desobediencia, el mal trato, los insultos y en casos extremos hasta la agresión de los alumnos, que están muy lejos de considerarlos sus maestros, su guía, quien los educa y les enseña no solo los conceptos básicos de la educación, sino los valores esenciales que deben guiar la conducta del ser humano.
Son los mismos maestros los que levantan la voz para denunciar ese tipo de comportamientos y la estéril lucha en la que están empeñados para revertirlo. Hoy en día manejar la disciplina en un aula, lograr atención e interés por el estudio es una tarea ímproba que agota y desanima a los docentes, que ven como esa suerte de apostolado que es la educación, se desmorona ante un escenario de desinterés y conductas irrespetuosas e irascibles que suelen desembocar incluso en las agresiones de hecho.
Una vieja frase que resumía la esencia misma de la escuela y de los maestros ya no se usa. El segundo hogar y la segunda madre parecen haber dejado de serlo. Hoy los alumnos llevan a la escuela sus resentimientos, problemas familiares y frustraciones, y son los maestros el punching ball en el que los descargan.
Habiendo trascendido la agresión sufrida por una profesora de una escuela secundaria de nuestro medio por parte de una alumna, y el repudio a los hechos y las quejas del gremio docente, que manifiesta estar trabajando en un medio de intolerancia y violencia por parte de los alumnos, sería conveniente iniciar conversaciones con los propios alumnos y sus padres, a fin de lograr algún nivel de entendimiento que evite esas desagradables situaciones.