Los pergaminos que nos regala la vida, son caricias para el alma y reconocimientos a nuestros méritos y esfuerzos. Victorias en batallas de la existencia, que suman méritos en nuestra marcha, como para ir marcando un derrotero seguido con capacidad, trabajo y dedicación. Hitos exitosos, generalmente, de nuestra lucha diaria y cotidiana. Ellos hablan de nuestros méritos y logros.
Laura Isabel Pellegrino, Laurita para el cariño de quienes la conocieron y trataron, fue un fiel resumen de ello.
Luchadora permanente en su profesión de docente, que ejerció con entusiasmo y dedicación, logrando con ese empeño un lugar destacado en el universo educativo local y zonal. Esposa de Juan Carlos Fioranelli, compañera de sueños, camino y luchas en la vida, madre ejemplar de los dos hijos que le diera el amor y el destino y apoyo político de Carlos que fuera Concejal, e incluso candidato a Intendente por la Unión Cívica Radical. Partido al que ella también perteneciera, con muchas horas de lucha partidaria y militante, siendo Consejera Escolar y miembro de mérito de su conducción partidaria.
Hija del recordado “Gordo” Espírito Pellegrino y de la docente Norma Brey, Laurita siguió el ejemplo de honradez de su padre y la hermosa vocación docente de su madre. Y con voluntad, dedicación y capacidad, fue subiendo peldaños en la escala educativa, que la llevaron a ocupar, desde el inicial de maestra de grado al de Directora, en la Escuela Nº 9. Pero su empuje y deseos de progreso, unidos a su capacidad, dedicación y merecimientos la llevaron a ser Inspectora de Educación Primaria e Inspectora Jefe Distrital,
Un día, su compañero de ruta, su esposo de toda la vida, también transitando años jóvenes de existencia, se marchó hacia los terrenos de los recuerdos, y con ellos, con entereza, siguió su marcha, luchando siempre, sin bajar los brazos, como fue su característica de vida.
Y también ella, transitando jóvenes años del otoño de la vida, un día, aciago día, llegó al final de su camino terrenal. Un ACV fulminante le significó la muerte en el albor del Día de la Virgen Patrona del Pueblo, el 16 de julio. Tenía 64 años.
Y el dolor fue inmenso entre familiares, amigos, colegas, vecinos y correligionarios, ante tan inesperado y triste momento, quedando demostrado en el acto de su velatorio realizado en la Sala Velatoria de Casa Vita, donde, incluso, se efectuó el rezo religioso, previo a su inhumación en el Cementerio Municipal, a las 17 hs. del mismo jueves 16 de julio.