Lo que abunda no daña, dice el remanido dicho, nunca tan oportuno cuando se intenta recalcar o poner el acento en decisiones que se deben tomar para preservar la seguridad y la vida de las personas. Aunque dichas prevenciones puedan causar molestias y sean objeto de críticas por parte de algunos vecinos.
En una recorrida por la ruta Loewenthal o ruta a Gobernador Arias, que dicho sea de paso ha sido reasfaltada y objeto de bacheo devolviéndole su transitabilidad, al pasar por la «famosa» curva del cementerio observamos que todo sigue igual, están las plantas en la que encontraron la muerte varias personas, y se han accidentado gravemente otras, no se han realizado obras de prevención, llámense lomos de burro, reductores de velocidad o lo que fuere, y lo que es peor, las picadas continúan, dos por tres una legión de motociclistas surca ese sector en picadas y carreras, por lo que el peligro de nuevos accidentes sigue latente.
Sabemos que para las autoridades es odioso, por culpa de unos pocos, realizar ese tipo de obras que tanto molesta a los vecinos que usan esa ruta por un cúmulo de razones, que circulan a velocidades normales, no participan en picadas ni nada que se le parezca. Son dueños y en algunos casos habitantes de quintas y campos, o realizan actividades afines por las que deben usar diariamente ese camino para llegar a la ciudad.
Sin embargo y pese a que seguramente serán los más quienes protesten y critiquen, las autoridades deben prevenir nuevos accidentes, obligando a los conductores a tomar esa curva a una velocidad apropiada que no implique riesgo alguno.
Tal vez existan otros métodos que no sean tan molestos, pero lo esencial es que ese sector tan peligroso, que muchos usan irresponsablemente, deje de presentar los riesgos actuales, ya que como es sabido, cuando esa curva se toma a una velocidad excesiva, el vehículo que lo hace se desplaza hacia afuera, corriendo el riesgo de estrellarse contra alguna de las plantas que bordea ese camino a ambos lados.
Es probable que las autoridades ya se estén ocupando del tema, intentado buscar la solución que sea consensuada y que cause la menor molestia posible. No obstante lo recalcamos, por aquello -como decíamos al principio- que lo que abunda no daña.