Realmente los servicios que prestan las empresas proveedoras de energía y agua «corriente» porque no podemos decir potable, son lamentables y provocan airadas críticas e indignación de la población. Los teléfonos de emergencia no suelen contestar, los vecinos no saben a quién recurrir, pasando las personas mayores momentos de angustia cuando cortes inesperados de energía la sumen en la oscuridad. Y ni hablar del servicio de agua, inexistente la mayor parte del día y sin presión alguna para subir a los tanques, con lo que el vecindario debe arreglarse como puede, sea con cisternas, pidiendo a otros vecinos, en fin, pasando una tortura inmerecida cuando abonan el servicio como si fuera de óptima calidad.
Pedir que la comuna haga los reclamos necesarios y defienda los intereses de los vecinos es lo lógico, pero tampoco a la comuna le dan soluciones, sólo excusas que vienen repitiéndose en décadas pero que en estos últimos tiempos los problemas se han intensificado de manera alarmante.
Así como muchos vecinos de esta ciudad se movilizan, preocupan e integran comisiones para pedir por la Autovía Luján- Sta. Rosa, de la misma forma que muchos otros han encabezado manifestaciones de protesta e incluso se han trasladado a los tribunales para pedir seguridad, deberían formarse comisiones para elevar sus protestas y exigir de las empresas de servicios el cumplimiento de sus obligaciones. «El que no llora no mama» dice el refrán, sabido es que las marchas, puebladas o como se les llame, les ponen los pelos de punta a los responsables-irresponsables que incumplen sus deberes.
No existen demasiadas alternativas, son empresas monopólicas y por lo tanto les resbalan las críticas y los problemas que puedan padecer los usuarios. «Total, que van a hacer?. Se sabe que aquel que no paga la luz, se la cortan y que lo mismo puede suceder con el agua. No obstante bajar los brazos sería aceptar lo inaceptable. Tal vez haya llegado el momento de protestar en serio, orgánicamente, sin especulaciones políticas, porque la gente está harta de política, de que cada uno quiera llevar agua a su molino, valga la paradoja.