Recordando al antiguo carnicero que se nos fue casi centenario… SAÚL ROMÁN “LITO” VELÁSQUEZ

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Que falleció el 9 de septiembre a los 91 años de edad.

En la larga y hermosa historia lugareña, resumen de actividades y vivencias, en el capítulo de carniceros emblemáticos, maestros de los cuchillos y las sierras, cortadores de la res con alma de artistas, hay muchos nombres que la lista integran, dándole luz y lustre a esa historia misma. Y entre esos nombres, no hay dudas que hay uno que merece estar en esa grilla de los emblemas de carniceros de antes, con más de ochenta años en la lucha y se llamó Saúl Román “Lito” Velásquez.

 

Saúl Román Lito Velásquez, el hijo único de Don Rufino, uno de los primeros consignatarios de equinos y bovinos y doña Erminda Buzzola, fallecida tras un accidente callejero protagonizado por nuestro más grande ídolo deportivo. Joven aún se fue Rufino, quien le enseñara a su hijo el oficio, que empezó a practicar siendo un niño, con diez años de edad recién cumplidos. Andando entre pucheros, asados y entrañas no tuvo tiempo de terminar la primaria pero con maestría los números dominaba, aunque muchas veces ante la humildad de algún cliente, generoso de pecho abierto y mano caliente, la mercadería por la caja no pasaba. Así era Lito, alegre, buena persona, amable y de mucha simpatía, que muchos lo consideraron, patrón indiscutible de esa esquina que ocupó con su negocio tantos años y proclamaron muchas veces, como el mejor carnicero, el más humano. La política, otra de las pasiones de su vida, lo supo Conservador de Efraín, sin dobleces ni tutía, defensor del Club Social, hasta que un día, con lágrimas de dolor y de hombría, vio como lo cerraba una mano impía.

Alguna vez la vida le cambió el camino y fue cultivador de cardo blanco y chatarrero, hasta que un día en un remate compró vetusta cosechadora, que reparó con sus hijos, y  encaró de trilla las auroras. Invitado un día por la embajada de Dinamarca para estar presente en una charla, se encontró con Felipe Solá, el entonces Ministro de Pesca, Ganadería y Agricultura a quien le solicitó que controlaran la matanza sin control de vacas, porque iba a llegar el día, que nos íbamos a quedar sin vientres y sin carne para el consumo en nuestras casas. Si le hubieran hecho caso, tendríamos a esta altura, mas cantidad de carne en el gancho, y ante mayor cantidad, sería más barata,,,,.

Casado con Teresa Lo Giúdice, por toda la vida compañera, madre de tres hijos, su gran herencia, Zulma Mabel, Juan, a quien dicen Rodi y José, más conocido por Joselo, que le dieron 5 nietos, que endulzaron de luces su camino postrero y como si esto fuera poco, tres bisnietos que completaron su alegría y su contento.

Y el largo camino que recorrió en la vida, le fue sumando años a su marcha, con su lento andar de peregrino, que va alumbrando de estrellas encendidas el milagro nacedor cada mañana y llegado que fue a los noventa y uno, sin senderos para recorrer en el camino, un nueve de septiembre, casi en silencio, emprendió su postrer viaje hacia el recuerdo, con la tranquilidad del deber cumplido. Así vivió y así nos dejó Lito, con la luz de la humildad alumbrando su albedrío y un puñado de bondades y recuerdos que lo han de mantener por siempre vivo.

JUAN DOMINGO ONDANO

 

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