La gente habla y habla y habla por teléfono, se envía mensajitos, camina por la calle y se ríe sola, casi choca, y sigue con sus mensajitos, otra vez casi choca, y se cruza con otro que también habla por teléfono… Toda una adicción, sin ese aparatito no existen, se morirían si no lo tienen, les llega la cuenta y antes que todo la pagan, y se endeudan para cambiar de modelos, el más sofisticado, el de pantalla más grande, el de fotos más nítidas. Y una selfie por aquí, otra por allá, fotografían todo, y hablan, hablan y mandan mensajitos. En la mesa familiar, en la habitación, en el baño, de la ducha sacan una mano y siguen hablando. Una locura.
Hasta ahí bárbaro, pero cuando comienzan con el intercambio de fotos truculentas, mensajes dañinos, videos porno, chistes subidos, etc.etc., la cosa cambia. Se usan como instrumento, las mujeres a escondidas espían los mensajitos, los hombres también, se arman dramas familiares, se producen peleas, separaciones, divorcios. Y hablan, y hablan, y hablan, miran el tiempo, se toman la presión, usan el GPS, leen los diarios, usan Google, hacen negocios, piden precios, compran por internet y se taran con los jueguitos del muñeco que va para arriba y para abajo, del pacman que te come, del auto que choca, y meta mensajitos.
El que no tiene un celular no existe, hoy todo te mandan por watsapp, van fotos, mensajes, direcciones, contratos, la cotización del dólar blue, y maldiciones. Y hablan, y hablan, y hablan, una adicción. En el trabajo, en la escuela, arriba del camión y en la sala de partos, sin el celu están perdidos. En el boliche se mandan mensajitos estando a 5 metros, se ríen solos, comen en silencio, parecen extraños, el diálogo es con los otros, los que están recibiendo y enviando el mensajito.
Una adicción, no hay dudas, nada es más importante que el celu. Sin ese aparatito no sos nada, no existís, cuando lo tenés te mandan mensajitos Ricky Sarkany, Peugeot, Daniel Scioli, te ofrecen viajar a Nueva York y a la India, un Rolex o un colchón los podés tener con apretar una tecla. Sacás entradas al teatro, reservas un hotel o pedís un taxi. Hasta novia podés conseguir, o si sos varón podés ratonearte con la tetona que te dice cosas puercas.
Al final, es útil. ¿Por qué no lo habrán inventado antes?