Estamos en tiempos de cambio, la Argentina estrena un nuevo gobierno, y todos los días debemos asimilar las nuevas medidas, para unos excelentes y prometedoras, para otros teñidas de incertidumbre y con sabor a desigualdad. Pero, como dice el refrán, «cuando el carro comienza a andar, los zapallos se acomodan solos…».
Y esperemos que así sea, cada uno desde su lugar debe hacer lo que esté a su alcance para que los zapallos (sin alusión alguna) de la Argentina se acomoden solos y soplen vientos de bonanza con prosperidad e inclusión para todos (¿y todas?).
Es cierto que se ha formado una grieta en nuestra sociedad, ya no sólo se trata de opiniones dispares, que por cierto es saludable que las haya, sino conceptos y posiciones cerradas de uno y otro lado, que lejos de construir, destruyen. A tal punto que se han distanciado amigos, también familiares, y todo por opinar distinto.
La llegada del nuevo año debe inspirarnos para que logremos cerrar esa grieta y empujar hacia adelante el país, porque si cada uno tira para su lado, las soluciones no sólo se demorarán, sino el panorama empeorará en lugar de mejorar.
Para caer en un lugar común, hacemos votos para que cada uno de nosotros emprenda la misión que le corresponde, y concrete en este nuevo año que se inicia todos sus proyectos y sueños, y que la felicidad y el bienestar colme todas sus expectativas.
En lo que a Casares nos concierne, este querido pueblito que llevamos en nuestros corazones y en el que sin duda alguna vale la pena vivir, debe alimentar nuestro compromiso de trabajar para que siga progresando, de cuidar y proteger a nuestros jóvenes, y de conformar una sociedad con objetivos comunes, en el convencimiento de que unidos, le daremos un inmenso valor a la palabra VECINO, por sobre las diferencias, de cualquier tenor que sean.
Por un buen año, ¡felicidad!.