«…Y entonces Dios dijo hágase la luz y la luz se hizo. Dios vio que la luz era buena y separó la luz de las tinieblas…(Génesis – Capítulo 1 de la Biblia (Antiguo Testamento).
Dios llamó noche a las tinieblas, y el ser humano a través de los siglos intentó dar luz a las tinieblas usando la ciencia y sus conocimientos.
Hace algunos meses celebramos que Carlos Casares haya sido declarada una ciudad con 100% de cloacas, algo impensado en muchísimos centros urbanos de nuestro país y el mundo. El 100% del servicio cloacal a los habitantes de una ciudad es una conquista tan importante que bien puede exhibirse como un ejemplo. Casares es por lo tanto un ejemplo, la administración actual ha puesto énfasis en obras de infraestructura urbana, privilegiando los servicios sobre otras obras de menor impacto social. Su acierto no puede contradecirse.
Y en ese mismo camino va Casares para salir definitivamente de las tinieblas, si por tinieblas pretendemos definir a la oscuridad. Ya casi nada queda de aquellas calles oscuras, alumbradas en los sectores más céntricos por lámparas comunes, una en cada bocacalle y otra en el centro de cada cuadra. Una luz mortecina que apenas servía para distinguir a las personas a pocos metros de distancia, ya que el resto eran penumbras. La única excepción eran las avenidas, con columnas antiguas y farolas, cuya luz era levemente superior a la de las calles adyacentes. Y peor aún era en el radio más alejado, que se le decía «las orillas», donde la iluminación era aún más precaria.
Poco a poco los avances hicieron que aparecieran las primeras farolas con lámparas de mercurio, con lo que la ciudad transformó de noche su apariencia, las calles parecían haces de luces, los vecinos paseaban disfrutando de la buena iluminación, el cambio era notable. Pero claro, sólo en el radio asfaltado, ya que las calles de tierra y los barrios seguían oscuros, aunque las sucesivas administraciones municipales proyectaban obras de iluminación que en forma periódica fueron cambiando la apariencia de la ciudad, que salió de las tinieblas…
Llegaron las lámparas alógenas, las calles iluminadas lucían «al giorno», y en los últimos años un proyecto integral de iluminación urbana va camino -como en el tema cloacas- a que la planta urbana en su conjunto tenga una iluminación de primera, a la que se le agregan obras complementarias que redundan en la calidad de vida de los vecinos. En los últimos meses ha sido constante la inauguración de alumbrado público en barrios que carecían de ese servicio, muchos de los cuales alumbraban sus calles como en el Casares de hace 80 años.
Hágase la luz y la luz se hizo… por usar las palabras sagradas de Dios, pero traspoladas a la verdadera función de los gobernantes, que es la de dar luz a sus gobernados, no sólo la luz que emana de los artefactos eléctricos, sino la que tiene que ver con la salubridad, sus mejores condiciones de vida y su bienestar. Y en Casares por suerte, la luz se hace día a día, y debemos celebrarlo.