Estamos en los albores de la XXIV Fiesta Nacional del Girasol, cuya realización estaría prevista para la tercera semana de febrero, los días 19, 20 y 21, y poco es lo que se puede adelantar respecto a la misma. Según un informe oficial emanado del intendente Torchio, el programa de la misma en mucho dependía de que la comuna contara con el auxilio del gobierno provincial y eventualmente del nacional, a los cuales había hecho una solicitud, pero de no contar con la ayuda de los mismos sería la comuna la encargada de correr con los gastos de su realización. Claro que desde un perfil más modesto, especialmente en lo que hace a la contratación de espectáculos artísticos y otros gastos que inevitablemente se producen.
Pero convengamos que en 23 realizaciones hemos visto de todo. Desde fiestas fastuosas incluso contando con la presencia de las más altas autoridades de la nación (presidente incluido) y también de la provincia, con una duración de una semana con números artísticos y otras contrataciones de nivel superlativo, hasta fiestas con muchas menos pompa y gastos reducidos. No obstante lo que no falló en ninguna de las 23 fiestas, fue el público, que masivamente, por miles acompañó con su presencia disfrutando de su clima, participando en todos sus actos, aplaudiendo a las reinas y vibrando tanto con un cantante de fama internacional como con un grupo musical local.
Obviamente que en el espíritu de todos los casarenses está la imagen de la gran fiesta, de sus desfiles, de sus noches temáticas, los artesanos en la plaza, los patios de comida, la presencia de las colectividades y el homenaje al girasol, plasmado en concursos, conferencias, mesas redondas y la participación de empresas patrocinadoras del agro y la producción.
La XXIV Fiesta Nacional del Girasol se hará, ya está decidido, como también asegurada la presencia de los casarenses en todos y cada uno de los actos. Si desde la provincia y la nación viene la ayuda prometida, enhorabuena, y si se dignan a engalanar la fiesta con su presencia, mejor, en los últimos años nuestra fiesta no ha sido tomada en cuenta por los gobiernos centrales, y tal actitud no ha sido grata, y menos aún amable. Tal vez «cambiemos».