Como en las estrofas del célebre tango «Por la Vuelta, con letra del inolvidable Enrique Cadícamo, LA HISTORIA VUELVE A REPETIRSE…
Pero la historia a la que nos referimos en este caso, no es romántica ni tampoco tiene que ver con una «muñequita dulce y rubia», aunque sí está plena de amor y de nostalgia…
Amor por la naturaleza en defensa de la ecología, y también de nostalgia porque la desaparición de un tramo del patrimonio arbóreo local, un icono del mítico camino llamado «del cementerio», será como desnudar parte de nuestra historia, tal vez en una acción sin sentido, cuando pueden hallarse otras soluciones para el problema que ocupa a quienes plantean la tala de esos añosos eucaliptus.
Decíamos que la historia vuelve a repetirse, porque como ocurriera en los años ´80, más precisamente en 1983, quien entonces gobernaba nuestro partido, el recordado vecino Ricardo Ottaviani (f), entendió que dichos eucaliptus se encontraban debilitados por problemas en sus raíces luego de las inundaciones de años atrás, corriendo el riesgo de caer sobre la cinta asfáltica y ocasionar accidentes. Por esa razón ordenó su tala, con el fin de plantar luego otras especies. Tal determinación fue resistida primeramente por un pequeño grupo defensor de la ecología y del patrimonio arbóreo local, al que fueron sumándose otros vecinos que entendían también que esa arboleda que fue plantada por el entonces intendente Manuel Tomás en 1937, debía ser preservada, entendiendo que el riesgo aducido no era tal. Ello generó una ola de protestas, se sumaron instituciones como la Sociedad Rural, y el Garden Club una institución de damas defensoras de la ecología y el medio ambiente, y se llegó a la vía legal, siendo promovida una acción de amparo en defensa de esa arboleda, la que fue presentada por 7 ú 8 abogados de nuestro medio que se adhirieron al reclamo, contando a su vez con el apoyo de unos 170 vecinos que suscribieron el mismo.
La justicia en ese entonces representada por el Juez de Paz Letrado Dr. Miguel Glik hizo lugar a la acción de amparo, y tras algún pequeño incidente que no tiene sentido comentar, la comuna hizo lugar a lo ordenado por la justicia, deteniéndose la tala de esos eucaliptos.
Pasaron ya 33 años, y los acordes del tango «Por la Vuelta», hacen eco en la exquisita sombra de esa arboleda, cuya historia amenaza volver a repetirse… Tal vez con el mismo calor encuentre a otros actores y también a muchos de aquellos, que se opongan a este nuevo intento, seguramente guiado por las mejores intenciones, pero descuidando factores que hacen a la necesidad que tenemos los seres humanos de cuidar y preservar a la naturaleza, aún sacrificando o adaptando las obras públicas para evitar la depredación sistemática que ha hecho el hombre en nombre de la modernización.