Pese a que algunos puedan sentirse molestos, es bueno que se realicen los controles pertinentes.
Las inspecciones, controles y exigencias en materia de salubridad e higiene, suelen mover al descontento de quienes las padecen, especialmente aquellos comerciantes que ya sea por costumbre, exceso de confianza y en muchos casos por desidia, se manejan «a la buena de Dios», despreciando normas esenciales de salubridad e higiene, ya sea mal manejo de los alimentos en restaurantes, casa de venta de comidas, bares y comercios afines, como así también la falta de controles en quienes faenan animales para fabricar embutidos, carneando en quintas, casas de familia y demás recintos que no cumplen en absoluto con las normas vigentes en materia de higiene. Tampoco lo hacen quienes usan medios de transportes para trasladar achuras, menudencias y todo tipo de derivados cárneos, al igual que lácteos, pollos, etc.. El tema de respetar las cadenas de frío es esencial, de ellos depende el que los alimentos lleguen a las mesas en buen estado, al igual que tener muy en cuenta las fechas de vencimiento de la mayoría de los productos, dado que un alimento vencido puede ocasionar serios problemas a quien lo consume.
Carlos Casares a través de los años ha relajado ese tipo de inspecciones que deben ser dispuesta esencialmente por el municipio a través de su organismo pertinente.
Es cierto -lo repetimos- que las inspecciones molestan, causan escozor y rebeldía de quienes son objeto de ellas, los que más de una vez le gritan a los inspectores que vayan a inspeccionar a tal o cual, que tampoco cumple con las normas vigentes.
Todo es cuestión de costumbre, las inspecciones deben ser periódicas, los comerciantes deben aceptarlas por entender que no son caprichosas ni llevan como fin perjudicar a nadie, sino por el contrario encauzar el respeto a las normas vigentes como una manera de proteger a los vecinos y a su vez diferenciar a aquellos comerciantes o fabricantes que respetan las normas de salubridad e higiene, y aquellos que no. Ante esas evidencias será luego el consumidor quien elija donde proveerse, a que restaurante ir, en que casa de comidas comprar.