La suerte, a veces tan esquiva, suele presentarse cual si fuera un hada bienhechora, y desparramar felicidad a diestra y siniestra. Aunque digan que el dinero no hace a la felicidad, en el caso que vamos a relatar, !vaya si la hace!.
Todo sucedió el sábado pasado por la mañana en la distribuidora Del Oeste de Zubiaurre, ubicada en el acceso Espil. Allí estaban los empleados cargando mercaderías, cuando uno de ellos, Guille Pomar, se cayó de una escalera que se partió, pegándose un palo fenomenal, afortunadamente sin sufrir mayores consecuencias. Fue una flor de caída, y para aquel que es quinielero o mejor amante de la quiniela, el jugarle al 56 , « la caída» fue poco menos que una obligación. Y varios de los empleados, entre ellos Ariel Po, Manuel Obón, Norita Mora y el patrón Pedro Zubiaurre, decidieron hacer una jugada, poniendo cada uno el dinero que tenía y fueron a la agencia El Fanfi a hacer la apuesta. Nora Mora propuso jugarle a las tres cifras al 156 y Manuel Obón -ya que estaban- a las cuatro cifras al 4156. Al que no le gustaron esos números fue a Guille Pomar «el caído» que eligió otros combinados con «la escalera» para jugarle a las tres y cuatro cifras. Todas las jugadas las hicieron en las dos loterías, nacional y provincia matutinas.
BATACAZO!
Y que salió en la jugada del sorteo matutino de la nacional del sábado?, el 4156 un verdadero batacazo, que se completó con otro acierto en la provincia que salió el 6256, por lo que cobraron en ambas. Entre lo que sumaban las dos cifras, el 56 en ambas loterías,, mas las tres cifras (156) y las cuatro, (4156) en la nacional redondearon nada menos que una ganancia de 150 mil pesos. Se hicieron ricos por así decirlo, por lo que de festejo corrido los muchachos descorcharon champagne (allí hay de la marca que pidan) y lo cubrieron de besos a Guille Pomar que se pegó el porrazo, ya que sin esa caída no hubieran apostado nada. Y curiosamente Guille fue el que menos cobró, ya que no acertó ni las tres ni las cuatro cifras. Obón ganó más de 40 mil pesos, Zubiaurre otro tanto y el resto los otros compañeros.
Lo sucedido demuestra que hay que creer o reventar, la suerte se anuncia y al que está atento lo bendice como a estos muchachos, (sin olvidarnos de la chica, a los que un accidente de trabajo de uno de ellos, les llenó los bolsillos…
¡Felicitaciones!