El sábado a la noche, víspera de las Pascuas fue anunciado en la confitería y restaurante del Gran Hotel, un show musical a cargo de los cantantes Marcelo Paniagua, Anita Martínez Rabán y Silvia Schteimberg. La fecha no podía ser mejor, la noche acompañaba y el numeroso público asistente disfrutó con deleite la primera parte del show. Incluso ya muchos de los asistentes se habían copado y estaban dispuestos a bailar y divertirse «hasta que las velas no ardan», según el dicho popular.
EL SUEÑO DE LOS JUGADORES ES SAGRADO
Da la casualidad de que en razón de disputarse el domingo un encuentro de fútbol entre las divisiones del Club Atlético Kimberley de Mar del Plata y Agropecuario Argentino de nuestra ciudad, los jugadores y el cuerpo técnico de Kimberley se encontraban alojados en el Gran Hotel. Precisamente se los vio con sus buzos verdes y pantalones deportivos en los alrededores del Hotel hasta cerca de la medianoche, cuando les llegó la hora de descansar.
¿DESCANSAR?
Pero parece que lo de descansar era una expresión de deseos, ya que la música y los versos de las canciones se filtraban hasta las habitaciones de los deportistas, los que no lograban conciliar el sueño. Razón de más para que el jefe de la delegación bajara a la conserjería y exigiera silencio para que puedan dormir sus jugadores. Hubo algunas conversaciones con los responsables de la confitería pero ni la promesa de bajar el volumen convenció al marplatense, por lo que se resolvió suspender el show. Caras largas de la concurrencia, amargura de los cantantes y ni que hablar del propietario de la confitería y restaurante, que tuvo que tomar la decisión de cortar con el espectáculo. No obstante -como decíamos- la concurrencia estaba enchufada, había una mesa grande que no se resignaba a irse a dormir, por lo que igualmente se armó un karaoke con baile incluído, en la que cada uno demostró sus cualidades vocales y su histrionismo.
GROBOCOPATEL NADA QUE VER
No faltaron los que le cargaron el fardo a Bernardo Grobocopatel, el dueño de Agropecuario Argentino, al decir que él organizó la fiesta, contrató a los cantantes y les dijo que le pongan el volumen a pleno. Nada que ver, Bernie estuvo ajeno a todo, pero bueno, las conclusiones, aunque disparatadas, sirvieron para darle color a la anécdota. Al otro día Kimberley iba perdiendo y empató sobre la hora, ¿no podía Marcelo Paniagua cantar algunos temas más….?.