“Atento Longvide, Zavala llamando”, surge desde el recuerdo el mensaje… Fue para una “Vuelta de Carlos Casares”, competencia de Turismo de Carretera que vestía de fiesta a nuestra comunidad con la presencia de las más grandes figuras del automovilismo deportivo argentino. Para realizar la transmisión local del paso de la carrera por la Ruta 5, frente a lo que hoy son las instalaciones de Las Lagunas, donde estaba el Control de Largada, paso y Llegada de la prueba, un grupo de osados y corajudos de entonces, formamos un equipo de “trasmitidores”, que contaba con la inestimable colaboración de Hilario García, Longvide y Juan José Zavala, integrantes del Radio Club de Carlos Casares, que con sus equipos de radio aficionados y su presencia en distintos lugares del circuito, entrelazados ente ellos, hacía llegar la información a ese Control Central, que lo entregaba a los aires, para informar a los muchos aficionados que se agolpaban en el lugar. En el éxito de ese trabajo, que hasta contó con la colaboración del renombrado relator deportivo Alberto Hugo Cando, que se reencontra-ba en el lugar, mucho tuvo que ver el “Gallego” Juan José Zavala, el muchacho de La Sofía, un entusiasta de siempre de la labor de radioaficionado de entonces, y de esto hace muchos años, nació una amistad que nos reunía, aunque sea de pasada frente a su domicilio, para recordar aquel “Atento Longvide, Zavala llamando”…
Juan José Zavala, poblador de los pagos de La Sofía, donde formó su hogar con Dorita Sardá, la Directora de la Escuela del lugar, que se vio bendecido con el arribo del fruto de ese amor, los hijos: Daniel, Sergio, Jaime y Pablo, que fueron su orgullo y motivo de lucha, y que al final del camino, como siempre ocurre, poblaron de alegría cantarina y reiteradas muestras de amor, el sendero final de su recorrida por el espacio terrenal. Sus tareas de productor, que eran esfuerzo y sustento, no quitaron espacios de tiempo a su pasión de radio aficionado, conectado con colegas de todo el mundo, realizando, tareas de acercamiento, colaboración y difusión, que caracteriza la actividad. Y un día, porque ya había realizado el enorme esfuerzo que requiere la tarea en el ámbito rural, con los hijos grandes y sus propios hogares formados, decidió con Dorita, su compañera de toda la vida, venir a afincarse a la ciudad en forma permanente. Y comenzó otra vida, a la que, lamentablemente, el paso del tiempo fue poniendo problemas físicos a la salud y de su esposa. Primero fue Dorita, que emprendiera el camino del adiós hacia los terrenos de los recuerdos Su salud, que no tenía la fortaleza deseada, ante tan dolorosa pérdida, comenzó a escribir, como en el eterno libro de la existencia, sus páginas postreras y de a poco, el querido “Gallego” se nos fue yendo…
El sábado 26 de marzo, a los 79 años, el espacio sideral le dio el último pase a su transmisión, el QSL, postal de comunicación, marcó el final y Juan José Zavala marchó a convertirse en recuerdo, de donde ha de volver para decir presente a la nostalgia y abrazarse a la añoranza, y el tiempo nos seguirá trayendo el “Atento Longvide, Zavala llamando” que será el permanente abrazo de un hermoso tiempo que siempre será presente.
El enorme dolor que su partida provocara, se vio reflejado en el acto de su velatorio y en la inhumación, realizada el domingo 27, a las 10 hs. en el Cementerio Municipal, previo rezo del responso religioso, que no será un adiós, sino un “hasta siempre” Juan José Zavala.