El lunes por la mañana, funcionarios de Salud Pública recorrieron los bares de la ciudad a fin de constatar si se da cumplimiento a la ley que prohibe fumar en los lugares públicos cerrados. En visitas a las confiterías Papis y Puerto Tabla comprobaron que varios de los parroquianos allí presentes, habituales integrantes de los clásicos mentideros de café y otros que se encontraban allí circunstancialmente, fueron invitados a apagar sus puchos o a seguir fumando afuera, dado que existe la prohibición de hacerlo en lugares cerrados. Todos acataron la orden, algunos mascando bronca, pero sin incidentes. Los funcionarios pegaron en lugares estratégicos carteles con la prohibición establecida. No hicieron actas de contravenciones ni multas.
En su visita a la confitería del Gran Hotel comprobaron que allí se cumple la ley, que el aire es limpio. («Salvo cuando Soria prende la freidora» dijo el maldito de turno)