Habíamos comentado en edición pasada que los jóvenes le han perdido el respeto a la policía. Que en las madrugadas beben de más, se pelean y cuando la policía interviene le hacen frente, agreden a los uniformados y a sus móviles de palabra y de hecho, en muchos casos a los piedrazos y ocasionando lesiones, en algunos de ellos de gravedad.
Pero ocurre que viendo las distintas noticias policiales, cada vez que alguien en estado de ebriedad o por alguna otra cuestión genera algún desorden o comete algún tipo de infracción o delito, cada vez que actúa la policía, se resisten, insultan y desafían a pelear a los agentes del orden, los que a menudo deben solicitar refuerzos ya que no pueden reducirlos. Este tipo de situaciones se presentan con frecuencia y desnudan comportamientos que no dejan de ser preocupantes.
Tal vez sea la permisividad de la justicia la que aliente este tipo de rebeldías, dado que los infractores y hasta los mismos delincuentes saben que no existe ningún tipo de escarmiento legal que frene y desaliente ese tipo de actitudes.