Existe una dinámica apreciable en la incorporación de nuevos comercios en el ámbito local, pero no demasiada imaginación en los emprendedores, que en una mayoría apreciable, abren boutiques o pizzerías. Las primeras realizando por lo general interesantes inversiones, ya sea en la remodelación de locales, preparación de vidrieras y mercaderías de marca, mientras que las segundas en condiciones más modestas, aprovechando a veces como local un garaje y sin instalaciones ostentosas, salvo el buen equipamiento de cocina. Y curiosamente en este último rubro es motivo de no poco debate sobre cuál es el que prepara las mejores empanadas, la pizza de muzza o la especial con muchos morrones. Todos tienen a su preferido, pero cada vez la oferta es mayor. A tal punto se eleva la competencia pizzera que en una céntrica heladería local la venden congelada y en otra heladería empanadas de reconocida marca.
Claro está que cuando decimos «emprendedores con poca imaginación», no lo hacemos en afán de descalificar a nadie, sino más bien intentando comprender como es que se animan a intentar con rubros que cuentan ya con demasiada oferta y en algunos casos excelente, por lo que exigen una competencia a su altura.
En reglas generales, salvo algunas excepciones en las que haya que invertir sumas considerables, Casares cuenta con variedad de rubros y comercios, muchos de ellos tan equipados o más que firmas comerciales «de afuera», lo que hace innecesario el tener que viajar a otros puntos proveerse de lo que aquí no se encuentra.
Las grandes marcas ya han dejado de ser patrimonio de las grandes ciudades, y puede encontrárselas en el comercio local, al igual que elementos de electrónica, computación y telefonía, construcción, alimentos, tecnología, automotores, rubro textil, etc., etc.