La presente no pretende hacerle cargos a nadie en particular, sino más bien a todos en general. ¿Cuánto hace que en las páginas de El Oeste no se hace mención a El Taller Protegido, una institución con más de 30 años de antigüedad que brinda una salida laboral y sin duda una excelente terapia para chicos y jóvenes con capacidades diferentes?. Una institución modelo que debe merecer el reconocimiento y fundamentalmente la ayuda de la comunidad, pero que lamentablemente permanece anónima, a tal punto de que para muchos ya es inexistente. Y sin embargo allí se realiza una tarea maravillosa con chicos que no sólo merecen todo nuestro amor y comprensión, sino se les brindan las oportunidades para afrontar los inconvenientes que por su condición deberán sortear en sus vidas.
Tuvo que aprobarse en el Concejo Deliberante una ordenanza que prohibe la entrega en comercios de bolsitas llamadas «camiseta», las habituales de los supermercados, almacenes, etc. para que nos acordemos del Taller Protegido, que precisamente fabrica esas bolsitas y las vende a empresas locales que las entregan a sus clientes. Ese es el «negocio» del Taller Protegido, por decirlo de alguna manera, y seguramente nadie les preguntó nada, ni los consultó, ni les pidió su parecer, aunque el motivo de esa ordenanza haya sido superador, pensando en el futuro, defendiendo la ecología, en la búsqueda de un mundo mejor. Pero claro, ellos en cierta medida viven de eso….
Nada que no pueda solucionarse, el motivo de la presente es otro y tiene que ver con el olvido al que se condena a instituciones que como el TP se ocupan de quienes más lo necesitan. Y de esto también tenemos que ocuparnos, aunque -justo es aclararlo- debemos dejar de lado a aquellos vecinos y empresas que sí colaboran con el Taller Protegido adquiriendo sus productos, aunque ahora con el tema de la ordenanza se verán privados de hacerlo.
Tal vez, contando con el asesoramiento y la ayuda necesaria, puedan fa-bricarse en ese taller bolsas ecológicas, sea de tela, materiales biode-gradables o del que fuere necesario para sortear las prohibiciones de la ordenanza.
Nada es imposible, acordémonos del Taller Protegido, y fundamentalmente PROTEJÁMOSLO.