El derecho a una vivienda digna es uno de los derechos humanos que figura en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice que toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, la vivienda los servicios sociales y otros…
Podemos decir que gran parte de los casarenses tiene asegurados la mayoría de esos derechos, aunque uno de ellos, el de la vivienda, es primordial y cuenta con una creciente demanda que debe ser satisfecha. Si bien el gobierno comunal lo entiende así, marcando como prioridad Nº 1 la construcción de viviendas, no es suficiente proclamarlo sino realizar acciones conducentes a lograr ese objetivo. Y en eso están, la afectación de terrenos municipales y la adquisición de otros es un gran paso para concretar el ambicioso proyecto comunal, pero hacen falta otras acciones que dependen de los aportes provinciales y nacionales, sea en forma de subsidios como en inclusión en planes de viviendas, sin perjuicio de los que pueda proyectar la comuna con su propio presupuesto y gestiones credicticias que faciliten a distintos sectores de la población el poder acceder a una vivienda.
Está probado que cientos de familias casarenses no podrán tener acceso a una vivienda propia si desde el gobierno no se los incluye en planes de viviendas acordes a sus posibilidades, y cuando decimos posibilidades dejamos bien en claro que deben acceder a las mismas abonando una adecuada financiación y no en cambio como ha ocurrido con los beneficiarios de distintos barrios de la ciudad, que pese a tomar el compromiso de abonar una cuota irrisoria, no lo han hecho, o luego vendieron esas casas en cifras muy bajas porque total no les costaron nada, las tuvieron sin esfuerzo alguno y por lo tanto no les importó «regalarlas».
Todo tiene que ver con todo. La obligación del que debe hacer realidad el derecho de los ciudadanos, y la del beneficiario, que satisfecho su derecho, cumpla con los compromisos asumidos.
Sólo aquel que no cuenta con una casa propia, sabe lo que ello significa. En nuestra cultura es primordial ser propietarios del techo que nos abriga. Aquellos gobernantes que lo entiendan así estarán haciendo realidad un derecho universal que le asiste a sus vecinos.