Si bien las localidades pequeñas del interior tienden a la larga o a la corta a padecer los mismos males que los centros más poblados, en el tema de las personas en situación de calle, aquellas que por falta de un techo deben dormir a la intemperie, por suerte en nuestra ciudad no se da. Puede haber pobreza y en rigor la hay, pero no a tal extremo de que haya vecinos durmiendo en la vía pública, sea en la entrada de los locales comerciales o sobre la misma vereda como puede verse en la capital y ciudades importantes del interior. Aquí el que más o el que menos tiene un techo en el que guarecerse, también la ayuda del municipio que a través del Centro de Día u otras instituciones les da de comer, aunque últimamente se observa que algunos vecinos con discapacidades mentales, los que pululan por las calles exhibiendo su triste condición cuando en realidad debieran estar contenidos en establecimientos especializados.
Sería procedente que en ese tipo de casos se gestione su internación, no por las molestias que suelen causar al vecindario, sino por ellos mismos, para evitarles un sufrimiento innecesario que sólo contribuye a empeorar su situación.