Si quienes pensaron que la inauguración de la Comisaría de la Mujer era un acto burocrático de creación de un espacio policial innecesario, se equivocaron mal. Desde su iniciación dicha repartición tiene un trabajo activo concentrado por lo general en hechos de violencia de género, que por alguna extraña razón (para otros no tan extraña), no se ventilaban en la seccional local. Es así que continuamente visitan dicha comisaría mujeres (también hombres) para denunciar hechos de violencia, en algunos casos castigos corporales, en otros violencia psicólogica, por lo general con relación a sus cónyuges, aunque también maltrato y abuso de menores. A tal punto se dan las denuncias que desnudan matrimonios en crisis , parejas que andan a los palos e incumplimiento de restricciones impuestas por la justicia, que por momentos parece convertir a la Comisaría de la Mujer en un consultorio sentimental, ya que muchos de los denunciantes y denunciados son tratados por psicólogos y abogados para darles algún tipo de solución a sus problemas.
Puede decirse que desde que inauguró la Comisaría de la Mujer ha realizado una labor concreta, rápida y eficiente, satisfactoria para los denunciantes y ciertamente molesta para los denunciados.
Muchos castigadores o abusadores ahora saben que las mujeres se animan a denunciarlos y por lo tanto deben cuidarse si no quieren tener problemas judiciales. Puede darse también el caso de que muchas mujeres se excedan o falseen sus denuncias con algún fin premeditado, pero en dichas comisarías están al frente profesionales capacitados como para detectar esos engaños, si los hubiera.
¿Por qué las que son víctimas de violencia de género hoy se animan a denunciar y antes no?. Por principio no debemos olvidar las campañas realizadas contra la violencia de género, las que se extendieron en todos los niveles con una concien-tización formidable que juntó en plazas y otros lugares públicos a miles y miles de personas con la consigna «ni una menos». Pero también es cierto que había en las comisarías «de hombres» un machismo encubierto que hacía que se le dieran a las denuncias de mujeres por malos tratos un tratamiento ligh, por aquella frase machista de «algo habría hecho».