Es muy fácil pensar que la policía, por lo menos la local, tiene la culpa de todo. Y al decir todo nos referimos a la seguidilla de robos y hurtos que se perpetran a diario en perjuicio de nuestros vecinos. Nuestros lectores podrán decir: la policía debe combatir el delito, y es cierto, pero quien se hace cargo de las causas o por lo menos una de las principales causas del auge del delito en nuestro medio. LA DROGA, esa es la cuestión, Casares últimamente registra serios problemas con la droga, la que ha encontrado tierra fértil en elementos jóvenes de clases humildes y cierto grado de marginalidad, que no sólo consumen sino que también la comercian precisamente para de esa manera poder proporcionarse su cuota de droga. Y es en esos medios, con esos jóvenes en la marginación, la mayoría de ellos con antecedentes penales de todo tipo, que van desde los robos y hurtos, hasta asaltos, tenencia de drogas y comercialización de estupefacientes. También se podrá decir que la droga viene de afuera, de ciudades vecinas entregadas por delincuentes a pasadores locales que la distribuyen en distintos medios, no quedando exentos chicos de clases más altas y adultos que en calidad de consumidores sociales también necesitan quien se las provea.
Pero volviendo al delito debemos aceptar que gran parte de los robos y hurtos cometidos por «los conocidos de siempre», los mismos que entran y salen por la puerta vaivén de la justicia, perpetran dichos delitos para comprar droga.
Es hora tal vez, y lo venimos machacando de años, que se ponga toda la atención en la droga, como también en el alcohol que es su antesala. Culpando a la policía porque no llega rápido o porque los robos ya se cometen hasta de día, es poco lo que vamos a solucionar. Esos «chicos malos» como les dicen, actúan drogados o para conseguir droga, por eso nada se consigue apresándolos, y menos aún soltándolos al otro día. Tienen que volver a delinquir para conseguir la droga, esa es la verdad.
No hay políticas ni provinciales ni nacionales, no existen investigaciones serias con personal idóneo y menos aún leyes que puedan decidir la detención de estos delincuentes drogadictos en lugares especializados de desintoxicación y reinserción.
No hay nada serio, todo es bla,bla, superficial, mentiroso. El gran problema es la droga y la policía, que quede en claro, no está capacitada para combatirla.