En nuestra edición del sábado pasado, en su reconocida sección “Efeméridez zonales”, el excelente historiador Nelson Bessone, un maestro moctezumense que durante muchos años fue director de la escuela Nº 7 de Smith; hizo mención a la instalación de la gran campana de la Escuela Nº 1.
Del relato de Bessone y nuestra inquietud periodística, surge que el 4 de octubre de 1916, o sea hace nada menos que 100 años, el por entonces inspector seccional de Pehuajó, Domingo Basualdo, informó a la Dirección General de Escuelas (hoy de cultura y educación) que se había instalado en la escuela Nº 1 de Carlos Casares una campana de 123 kg. de peso, en ese entonces era directora de dicho establecimiento educativo la docente Cecilia Borja, prócer de la educación casarense, que es recordada por una importante calle de la ciudad, sobre la que se encuentran el Colegio Nacional y el Jardín de Infantes Nº 910.
Semejante campana fue colocada sobre una torre de molino y a sus sones las directoras de las demás escuelas debían ajustar los relojes.
El primer campanazo era de llamada, 15 minutos antes del inicio de las clases, luego el toque de entrada y finalmente el de salida. De esta manera todo Casares y especialmente las familias de los escolares sabían cuando los niños comenzaban y terminaban su labor.
Dadas las dimensiones de la campana y el estar colocada en altura, permitían que los campanazos se escucharan a varios kilómetros de distancia y si tenemos en cuenta que hace 100 años Casares era mucho más pequeña que en la actualidad (faltaban más de 20 años para ser declarada ciudad) los sones de la campana de la escuela Nº 1 llegaban hasta todas las quintas aledañas al centro urbano.
SIN ESCUELA Y SIN CAMPANA
En los inicios de la década del 50 del siglo XX, la escuela Nº 1 estaba muy deteriorada ediliciamente por lo que fue clausurada para ser construida nuevamente. La escuela pasó a funcionar en el piso de arriba de la escuela Nº 8 y el viejo edificio se transformó en un conventillo habitado por varias familias.
Por su parte la gran campana al ser desmontada de su pedestal (una torre de molino) se rompió y nunca más volvió a utilizarse.
LA ESCUELA ACTUAL Y SU CAMPANA
Pasaron alrededor de 20 años hasta que el 30 de noviembre de 1973 se inauguró el edificio actual, en el mismo sitio, pero ya sin la enorme campana, que fue reemplazada por una “normal”.
La hoy centenaria gran campana fue reparada en sus rajaduras y se encuentra en el salón de usos múltiples de la escuela Nº 1, como testigo de los últimos 100 años de la historia de la escuela más antigua de Carlos Casares y de la ciudad toda, a la que por mucho tiempo hizo vibrar con el sonido de sus campanazos.