Eres esa dulce canción
de la edad que ya se fue,
y he venido otra vez
para darte la lección;
Y me embarga la emoción
de ese tiempo que ha pasado,
todo lo que me has enseñado,
lo guardo en el corazón…
(De Héctor Gagliardi
“La Maestra”)
Cuando una maestra se marcha para volverse recuerdo hay una canción que calla para que sea el silencio quien acompañe su marcha en su camino hacia el cielo, llevando miles de voces, como homenaje y respeto, agitadas en adioses, de sus alumnos, que humedecieron sus ojos para volverse pañuelos.
Ese camino de amor, de letras y de consejos, que entregara a los niños como preciado trofeo, formador de hermoso vínculo que no ha de borrar el tiempo, como motivo homenaje nacido del sentimiento, ha de brillar para siempre en los mas hermosos recuerdos. Una maestra es la siembra que germina hecha progreso para que florezcan bellas las “no me olvides” del reconocimiento, que perfuman de cariño el andar por ese sendero, y como escribiera Gagliardi, poeta hecho emoción, “todo lo que me has enseñado lo guardo en el corazón”.
Se llamó en la vida Mirta Angélica Rodríguez, pero el cariño la llamó “Chiche”, como haciendo en esas seis letras la definición de estirpe, todo cariño y ternura, alegría de los pibes, que no la vieron maestra sino parte de su infancia, formadora de sus vidas por su obra y su constancia. Casada para toda la vida con Antonio Carabelli, y recordando otra vez a Gagliardi “y Dios le mandó a sus hijos, para ejercer diariamente”, y fueron tres los retoños, que hasta abuela la hicieron, Gabriela, Fernanda y Pablo, los sueños de la esperanza, que su vida acompañaron Fue “maestra de recuperación”, pergamino que le diera su camino de educación en la Escuela número tres, y que premiara el gobierno con su jubilación, un “muchas gracias por toda su dedicación”. Fue muy buena compañera en el ámbito escolar y en su vida familiar, amiga de los amigos, conversadora y jovial, con la sonrisa dispuesta como muestra de cariño.
Y la vida, como siempre, fue sumando alegrías y penas a su andar por el sendero, como cargando las alforjas con hechos malos y buenos, que Chiche siempre capeó, como quien dibuja sueños, hasta que un día el destino, que no tiene sentimientos y que inexorablemente cumple el trazado de su andar, clavó sus garras del mal en su cuerpo y su marchar, y dolorosamente la vida se le comenzó a escapar. Y fue el diecinueve de octubre que le marcara el final. Y se marchó a ese cielo que se ganó sin dudar, para desde allí volver en cada despertar para abrazarse a los suyos y proteger su andar, con su alma de docente, de madre y su bien amar.
El 19 de octubre, luego de soportar con estoicismo y entereza un mal que fue minando sus fuerzas, falleció, a los 69 años, la apreciada vecina Mirta Angélica Rodriguez de Carabelli, Chiche. Su partida generó reiteradas muestras se dolor en los actos piadosos de su velatorio e inhumación, realizados el jueves 20 a las 16 hs. A su esposo, Antonio “Tonito” Carabelli y a sus hijos Gabriela, Fernanda y Pablo y demás familiares y amigos, mi sentido pésame y para Chiche una oración por su paz eterna y nuestro recuerdo permanente,
JUAN DOMINGO ONDANO