Cuando nos deja un soñador
se nos muere la esperanza…
Sus sueños se van con él
y nos queda huérfana el alma,
es como si se apagara el sol
que ilumina nuestra marcha…
La vida recoge sueños que el soñador le prodiga, que se vuelven esperanzas que son germen y semilla para que tengan los pueblos las obras por las que avanzan. Benditos los soñadores que iluminan nuestras almas…
Se nos ha ido uno de ellos, puro trabajo y pujanza, emprendedor del andar de una ciudad en marcha, que no ha de olvidar jamás su empuje, lucha y templanza, que le diera a sus sueños de progreso que librara para que tenga su pueblo la grandeza que él soñara…
Benditos los soñadores que iluminan nuestras almas!!!
Edgardo Aníbal Sadovsky fue prototipo de esos ciudadanos que engalanan con su presencia la sociedad que los cobija. Y que mantienen una lucha diaria y continua por su progreso y bienestar.
El hogar formado por Estela Kolker, integrante de una tradicional familia de nuestro medio y Jacobo Sadovsky, fotógrafo, músico y gran colaborador de la cultura y el progreso casarense, dio a Carlos Casares dos hijos que nos honran: Sergio Raúl, reconocido médico cardiólogo, músico y creador y Edgardo Aníbal, que nos dejara hace unas horas.
Edgardo, como lo nombraban todos y que para algunos memoriosos era “Isidoro” por el nombre de una disquería que instalara hace años en nuestra ciudad, fue un verdadero luchador de la vida y, como su padre, del progreso de nuestra comunidad. Licenciado en Economía, su lucha fue más allá de los números y las cifras.
Sus ansias de vuelo y recorrer distancias lo hicieron piloto de aviones e integrante del Aero Club Carlos Casares, allá por su juventud. Pero su labor de empresario emprendedor lo llevaron, por entusiasmo, dedicación y capacidad, a descollar como integrante de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Carlos Casares, que presidió en varios periodos, donde se destacó por su trabajo y su espíritu de soñador, demostrado, por ejemplo, en Ferinca 87 y en otros proyectos nacidos de su inspiración. Y a través de su labor allí, fue nombrado a integrar la Federación y Nucleamiento Empresarial del Noroeste Bonaerense y partícipe del Directorio de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires. También participó del Consejo Consultivo del Banco de la Provincia de Buenos Aires.
Fue integrante de la Comisión de la Sociedad Israelita local y en los últimos años de la década de 1990 y primero de 2000, fue Secretario de Ingresos Públicos de la Municipalidad de Carlos Casares. Cuando integraba la CD de la Cámara de Comercio y la misma se encargó por tres periodos de la realización de la Fiesta Nacional del Girasol, él fue uno de los principales impulsores al igual que la construcción del edificio donde está instalada hoy dicha Cámara.
Dueño de un carácter personal agradable, amiguero y ameno, siempre se destacó por su participación, entusiasmo y colaboración, lo que le valió ganarse el aprecio y reconocimiento de todos los que lo trataron.
Casado con Lidia Palloto, hogar en el que nacieron sus retoños, sus hijas Débora y Andrea, que dieron al otoño de su vida el sol que significaron sus nietas Emma y Margarita, que bendijeron el último tramo de su sendero terrenal.
Pero la vida de Edgardo Aníbal Sadovsky, algún tiempo atrás comenzó a encontrar escollos físicos en su marcha, que aún joven, fue siempre muy activa, y que en el postrer espacio de su andar se volvió dolorosa despedida. Luego de soportar con entereza y fuerza de espíritu los embates de una cruel enfermedad, falleció en la noche del martes 15, sumiendo en el dolor a sus familiares, amigos, vecinos y a la sociedad casarense que se vio reflejado en el acto de su velatorio. Sus restos fueron trasladados a la ciudad de Junín para ser cremados.
Con Edgardo Aníbal Sadovsky nos deja, verdaderamente, un Ciudadano Ilustre, un querido vecino y amigo, que ha de volver cada mañana a través de los miles de recuerdos que dejara en su paso por esta existencia terrenal.