Como es sabido el concejal (FpV) Sergio Carciofi es autor de una ordenanza que fuera aprobada en el Concejo Deliberante y promulgada por el Departamento Ejecutivo, la que fija la prohibición de venta en el ámbito casarense de elementos de pirotecnia, sea cohetes, rompeportones, cañitas voladoras, ametralladoras, etc., de uso tan habitual en las tradicionales fiestas de Navidad y Año Nuevo. Por esa razón este año no se han abierto comercios de ventas de pirotecnia como habitualmente ocurría para estas fechas, por lo que si se escucha alguna explosión es producto de algún motociclista díscolo, o algún vecino que haya «importado» pirotecnia de otros lugares donde no existe prohibición alguna.
Vaya como cuota de humor (aunque en realidad encierre una lamentable realidad) nuestro titular referido a que es más fácil conseguir en Casares un porro de marihuana que una cañita voladora.
De todas maneras valga el comentario para aconsejarle al concejal Carciofi, que no se le ocurra redactar una ordenanza que prohiba vender marihuana, porque no tendrá seguramente el éxito que obtuvo con la pirotecnia. El tema contempla otros factores que tienen que ver con una problemática mucho más completa que la de tirar un «cuete» para celebrar la llegada del año nuevo. Se requieren políticas que van más allá de una ordenanza o del deseo de una mayoría.