Tener una pata de palo y llamarse Madera, o ser ciego y vivir en Bellavista, son incongruencias de la vida cotidiana, producto de la casualidad. Como por ejemplo que a los bomberos locales los hayan llamado para que apaguen su propio incendio. Y algo de eso ocurrió el jueves en horas de la tarde, al ser convocados los bomberos locales para apagar el incendio de un monte y un galpón en la estancia La Dorita, casi en el límite con 9 de Julio. Se trata de un terreno que a los bomberos voluntarios casarenses les otorgaron en comodato para que realicen allí sus prácticas de perfeccionamiento. Se incendió un montecito y un galpón en el que los bomberos tenían sus elementos para las prácticas. El galpón se consumió íntegro, es lamentable, pero lo sucedido da para la anécdota. Esta vez los bomberos debieron apagar su propio incendio…