Los lectores se quejan y nos piden que «hagamos algo». Lo único que podemos hacer es reiterar sus reclamos: de las canillas no sale en muchos sectores de la ciudad ni una gota de agua la mayor parte del día. Los tanques están vacíos, los que tienen cisternas o bombeadores elevan lo que pueden y el resto padece la angustia de tener que juntar en baldes para poder cocinar y asearse. En cambio lo que abunda es el agua podrida que sale de los derrames cloacales en numerosos sectores de la ciudad, con el consiguiente problema que ello trae a los vecinos.
La situación en lugar de mejorar empeora, la quejas que se formulan a nivel de la empresa ABSA local encuentran pocas respuestas porque en realidad no las tienen. Debe dar la cara y explicar lo inexplicable, cuando el problema los supera. Mientras la provincia no tome cartas en el asunto o le de a nuestra municipalidad el control del servicio, no se vislumbra solución alguna.