Se llamaba «Pueblo Maya», pertenecía al partido de 9 de Julio, pero ya era un pueblo «hecho y derecho» que contabilizaba más de 10 mil habitantes. El 8 de enero de 1907 pegamos el grito de libertad conformándose el partido de Carlos Casares con tierras de nuestros partidos vecinos, y allí comienza nuestra vida institucional.
Pero desde muy antes de 1907, créase o no, bullía una sociedad que agitaba sueños de grandeza. Nacían el doble de casarenses que en la actualidad y el registro de muertes era similar al actual, el crecimiento era vertiginoso. Desde 1898 a 1913 nacieron 8.615 personas y fallecieron 2.946. Los pueblos rurales eran más que un caserío, todos ansiaban la plaza, la iglesia, el club, la escuela y la estafeta postal. El ferrocarril era el progreso.
Hoy a 110 años de nuestra autonomía conmemoramos un hecho político importante y vital, pero más atrás, lejos, el futuro Casares ya palpitaba a un ritmo acelerado y constante, pero claro, siempre dependiendo de un poder central ajeno que desvelaba a muchos de nuestro próceres para que fuera propio. Y lo fue gracias al esfuerzo, a los sueños y a ese fuego sagrado que tienen las personas que buscan la grandeza de sus pueblos, que en Casares los hubo y muchos.
Y en una sucesión de hechos se fueron creando la municipalidad, la comisaría, la Iglesia, las distintas oficinas públicas, se fortalecieron las instituciones, se crearon otras nuevas, y como nace una flor, se fue abriendo a un futuro que sonaba promisorio, en el cual estaba todo por hacer. Y se hizo, y se sigue haciendo, y los mismos sueños continúan agitándose en el espíritu de los casarenses, siempre en la búsqueda de un lugar y una vida mejor, con idéntica vocación de la que tuvieron aquellos visionarios que dieron forma a nuestra historia.
En homenaje a ellos levantemos nuestras copas para brindar por el Casares que viene, y para que los que hoy toman la posta de aquellos precursores, lo hagan con la misma energía y enarbolando idénticos propósitos de crecimiento y prosperidad para quienes habitamos este bendito pueblo.