De lavaplatos en el «Hotel Gandini» a mozo en el mítico Bar Terán en una época en la que reinaban en los bares la elegancia, el glamour y el romanticismo. Hoy a los 80 años, retirado hace apenas dos años, Alfredo Pérez evoca con nostalgia aquellos tiempos en los que el mozo era un profesional de la bandeja ataviado con riguroso saco blanco, pantalón negro, camisa blanca y moñito, con zapatos negros brillosos y modales de caballero.
A días de sus 80 años (en rigor los cumple mañana), Alfredo Pérez recuerda cuando con apenas 11 años cumplidos, en 1948, entró a trabajar como lavacopas en el acreditado «Hotel Gandini», en la esquina de H. Yrigoyen y Brandsen.
«Y de allí fui al Bar Terán (esquina de Avda. San Martín y Monseñor D´Andrea) -recuerda Alfredo- de lavacopas, porque ese era el primer paso para luego poder aspirar a mozo. Miguel Terán, ¡lo recuerdo tanto! , me enseñó todo lo que sé, era muy bueno, pero recto, severo, exigía educación y respeto. Recién a los 14 años me dio la oportunidad que yo tanto esperaba».
MOZO HECHO
Y DERECHO
-La bandeja, verdad?
-Sí, pero además de la bandeja me dio un saco, un pantalón, una camisa, el moñito y los zapatos. Y me dijo: «la semana que viene empezás como mozo».
-Me imagino la alegría que tenías…
-Y miedo, si bien yo había observado a los mozos y aprendido todas las enseñanzas, tenía miedo de equivocarme.
-Cuales eran los mozos de entonces?
-Los hermanos Jorge y «Masca» Gianella y un tal Blanco.
-Y…?
-En una mesa estaba Terán con dos amigos y clientes, nada menos que «Pancho» Vita, tío de Horacio Vita y Ramón Martín de la panadería Martín, hoy Valguarnera. «Son tus primeros clientes, atendelos vos» me dijo Terán, nunca lo voy a olvidar.
EN EL RESERVADO HABÍA RESERVA…
-Eran épocas de firlteos y galanterías entre los jóvenes de entonces, nada que ver con los jóvenes de hoy, verdad?
-No, nada que ver, había señas, pequeños guiñes, amigas y amigos que hacían gancho, era distinto, las parejas iban al reservado y allí cuchicheaban y se hacían algún mimo. Y también iban algunos vagos, hombres casados que se citaban con chicas traviesas a las que les pagaban un café con leche. También me acuerdo cuando los hermanos Pascual «Gordo» Rampi el que fue intendente y su hermano «Bachi» se hacían la rata en el colegio e iban a tomar un café con leche y medialunas y no tenían plata. Yo les fiaba y después me pagaban. Cada vez que me encuentra el «Gordo» Rampi, me dice: «Alfredo, te debo los café con leche…». También Horacio Vita se sentaba en la vidriera y tomaba siempre algo y estaba seco. Cuando tenía dinero venia y me pagaba.
LADRONES HUBO SIEMPRE
-Es cierto que el Bar Terán tenía servicio de losa fina y cucharitas, cuchillos y ceniceros de alpaca?.
-Si, todo muy fino, los ceniceros eran tan finos y brillantes que los clientes se los llevaban. Terán para evitar el robo a cada uno le hizo grabar la frase «Robado del Bar Terán». El que se lo llevaba y se lo veían los amigos o invitados en la casa, ¡era un quemo!.
-Algo que resulta curioso y propio de aquella época es que don Miguel Terán no toleraba los ruidos ni las risas fuertes, y les llamaba la atención a aquellos clientes que hacían bochinche.
-Si, ¿cómo sabés?, recuerdo que les hacía SSSHHHH y no se movía ni una mosca. Andá a hacerlo ahora en un bar, te lo prenden fuego…!.
-Cuánto tiempo estuviste en el Terán?
-16 años, de allí fui al Gran Hotel. Allí estuve también varios años.
-El Bar Terán cuando se cerró?
-En 1975 pero no era más de Terán, lo había comprado Sánchez, recuerdo que ese día hicieron una fiesta y fuimos todos, hasta los herederos de Terán, los vecinos, clientes y todos los mozos de antes.
A PASEAR
LOS NIETOS…
-Y ahora jubilado…
-Si, y feliz, ayer cumplí 52 años de casado con la compañera de toda mi vida, Edith Cariani.
-¿Mañana hay fiesta por tus 80 «pirulos»?
-Sí, seremos más de 60 entre familiares y amigos.
-Y quién oficiará de mozo?.
-¡Yo, por supuesto!, y usaré la bandeja con la cual atendía tantos años en el Bar Terán y don Miguel me la regaló.
-Te darán propinas?
-No…que van a dar, esos son unos amarretes…