Cuando la muerte se lleva
lo que uno quiere y admira,
sabe que hecho recuerdo
ha de volver algún día
porque nadie nos deja
para siempre en la vida…
Siempre lo traté con respeto y admiración, porque siempre lo vi como el prototipo de un señor… Por seriedad, por su estampa, hombre de presencia y honor, así lo vi en mis años mozos al Escribano Pedro Pol. Cuando pasaron los años, que es como pasa la vida, en muchas charlas amigables nos unió nuestra armonía, y en el final del camino hubo huella compartida, y muchas tardes de sol, hablando de los recuerdos, como dos viejos amigos compartimos gratos momentos. Hablamos de cosas de antes y de actuales momentos, hablamos de soledades y de felices encuentros. El me contaba de su perro, su actual y querido compañero, y de quien lo cuidaría cuando él no pudiera hacerlo. Me hablaba de Josefina, que se marchó hace un tiempo, “anticipando el viaje que yo pronto estaré haciendo”, siempre nombraba a sus hijos con su cariño sincero, de los asados del domingo y el amor de sus nietos…. Lejana la juventud y cercanos cuando viejos, se hizo sol de nuestro otoño, la calidez de esos encuentros.
Escribano Pedro Plácido Pol, que con la mano entibiada por el calor de la vejez, ponía a nuestros encuentros el sol, que se volvía adiós en cada instante de ese tiempo… Permítanme que les cuente de estos hermosos recuerdos… Fue Jefe del Registro Civil, “allá lejos y hace tiempo”, productor agropecuario, integrante del Aero Club en sus primeros momentos, fue ejemplar esposo, muy buen padre y mejor abuelo, casado con Josefina Passerini, su compañera por siempre con quien compartió la dicha de tres hijos, Alberto, Graciela y Eduardo, su continuidad y simiente transcurrió una vida tranquila, respetando los vaivenes que marcara la existencias. Pero un día, no hace tanto, se marchaba Josefina, su propio destino anticipando, y el universo de “Cacho”, como le decían al Escribano, se le volvió un declive con final ya vislumbrado, y envuelto en la tristeza y sus dolores humanos, con mucha angustia en el alma, Pedro Pol se fue entregando. Y el martes 9 de mayo, solo, y en su propia casa, se nos fue por los caminos, de ese adiós por él soñado, para volverse recuerdo el estimado Escribano. Fue como si un balazo rompiera en muchos pedazos un espejo de la vida, que lo fuera reflejando y que se volvió silencio cubierto de pena y llanto… Y hubo un sonido de adiós, que fue pañuelo agitado, para decirle “hasta siempre”, Yo se que cada mañana, cuando el sol con sus rayos de recuerdos inunde el alma, Pedro Pol estará regresando.
El martes 9 de mayo, en horas de la mañana, en su domicilio de Pueyrredón 26, de un balazo en la sien con un revólver calibre 38, el Escribano Pedro Plácido Pol puso fin a su vida, cuando contaba con 83 años de edad. Casado con Josefina Passerini, hija de quien fuera Vicegobernador de la Provincia de Buenos Aires, fue padre de 3 hijos, Alberto, Graciela y Eduardo. Persona muy conocida, vinculada y apreciada de nuestra ciudad, la noticia de su muerte causó mucho dolor en la sociedad casarense. Sus restos mortales fueron sepultados en el Cementerio Municipal, para su eterno descanso.