Muchos recuerdan ese personaje cómico llamado Figuretti encarnado por el genial Freddy Villarreal, que ponía su rostro en todas partes con desopilantes comentarios en un afán de figurar que realmente causaba risa. Es hoy que a alguien que sale en muchas fotos o pone la cara en todos lados, le dicen Figuretti.
Últimamente vemos a muchos casarenses que lejos de aspirar al vedetismo, el cholulismo y menos aún recrear el rol de Figuretti, muestran un afán participativo que los lleva a inscribirse en los distintos programas televisivos, sea para demostrar sus talentos, sea manuales, gastronómicos o intelectuales, e incluso para darles prensa a sus mascotas…
La magia de la televisión todo lo puede. Alguien, un ciudadano común que se sienta ver en televisión un programa de preguntas y respuestas, o juegos y entretenimientos, inconscientemente participa desde su casa cual si fuera uno de los tantos participantes que están frente a las cámaras. Hasta que un día alentados por sus amigos o familiares, e incluso por sus propios deseos se anotan para participar en dichos programas a fin de pasar al otro lado de la pantalla.
¿Es malo eso?, no, todo lo contrario, la deshinibición de poner el rostro para ser visto por miles y miles de televidentes es un hecho más de la vida cotidiana actual, atento a la influencia de los medios que como la televisión se meten en la casa de cada uno sin pedir permiso y luego pasan a ser parte de la propia familia.
En los últimos tiempos hemos visto a muchos casarenses pasar por las pantallas de televisión como participantes en distintos programas de entretenimientos o específicos a los cuales convocan televidentes para competir entre sí. Y logran que miles de casarenses se peguen a sus televisores para verlos participar, incluso les sacan fotos y la prensa lugareña, como ocurre en nuestro caso, se ocupa de ellos con variedad de notas gráficas, mientras que en las redes sociales se suben imágenes y textos viralizando el acontecimiento.
Vale la pena acotar que son muchos los vecinos que quisieran participar, demostrar sus conocimientos, habilidades y talento, pero los inhibe el pensar en el ridículo.
Animarse, dejar la vergüenza de lado y hacer aquello que viene en ganas es una llave que abre otras puertas, y una de esas puertas es el éxito.