Persona muy conocida y recordada, que bien merece un comentario de despedida.
Muchos lectores, a través de llamadas telefónicas, comentarios personales e incluso alguna nota, nos han comentado su extrañeza “que justo “El Oeste” que siempre nos informa con claridad y amplitud, no haya publicado nada del fallecimiento de Don Héctor Ponsetti”, como nos dice uno de ellos.
Y la verdad que es así, simplemente porque no recibimos oportunamente el aviso fúnebre, desconocemos por qué motivo, y ahora, enterados por los dueños de nuestra información, nuestros lectores, cumplimos con ese deber informativo.
FUNCIONARIO MUNICIPAL Y PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD ITALIANA.
Héctor Abel Ponsetti realmente fue una persona destacada y de dilatada trayectoria en el historial cotidiano de Carlos Casares. Maestro Mayor de Obras, de oficio constructor, desempeñó además de esa actividad profesional, otras tareas y labores, que lo enraizaron en el conocimiento público. Viviendo “una ponchada de años”, como diría algún poeta popular, en la calle Balcarce a media cuadra del Club Boca C. C. y de la Escuela Nº 2, era por presencia, por actividad y por vecindad, un poco el “patriarca del barrio”. Y precisamente porque sus hijos Abel e Ivonne concurrían a la Escuela Nº 2, fue activo integrante de su Cooperadora. Por muchos años, hasta su jubilación, fue integrante del plantel de empleados y funcionarios de la Municipalidad, principalmente en el Área de Obras Públicas.
Pero con seguridad, su actividad más emblemática y recordada, sea como integrante de la Comisión Directiva de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos “Amor Patrio” de Carlos Casares, que lo contó en sus filas durante más de 50 años. Medio siglo de su existencia dedicados con amor y entusiasmo a esa entidad que amó, realmente, y de la que fue Presidente durante 20 años, de 1969 a 1989.
A MODO
DE DESPEDIDA
Por sus prendas personales, por su dilatada actuación en la vida social de nuestro medio, desde diversas actividades e instituciones, Don Héctor Ponsetti, un reconocido vecino casarense, fallecido a los 94 años, con ese casi centenar de años, se merece este comentario, como despedida en el momento de su partida terrenal.